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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

25 jun 2012

Capítulo veinticuatro




—¿Una muerte? —soltó estupefacta— ¿Fue un suicidio, acaso? —su amigo se encogió de hombros.

—No lo sé, lo dudo. Las habitaciones en ese piso tienen demasiados cuidados, no había nada allí dentro que causara daño… es algo muy extraño.

—Uh, y algo también extraño es que no haya salido en las noticias —informó cruzándose de brazos—. Al parecer el hospital quiere ocultar esa muerte —Tom bufó.

—Tienen sus razones, no quieren perder la reputación que han logrado, es uno de los mejores hospitales, ¿sabes? —Iris hizo una mueca.

—Y Kimberly… ¿cómo está ella?

—No lo sé —dijo entre dientes—. La vi, platiqué con ella: al principio se encontraba distante, perdida, eso lo entiendo. Dicen que escuchó todo. Después, reaccionó y empezó a llorar y a gritarme que alguien la quería matar, no sabía qué hacer Iris, solo la abracé y traté de calmarla, realmente me asustó su reacción y… de la nada se repuso y tuvo una pequeña discusión con su psiquiatra. Realmente no comprendo esos cambios bruscos de humor —confesó rendido.

—Hey, no te compliques en entenderla, ¿ok? —le sugirió palmeando su hombro—. Preocuparte por ella… no es tu trabajo. Deja que los expertos se encarguen. —Iris tenía razón, pero ¿cómo no preocuparse? Aún en el estado en el que está, no hay que olvidarse que es una persona y una muy frágil.

El de rastas refunfuñó en sus pensamientos, él siempre ha sido así desde que tiene memoria, preocupándose por todos aquellos que le rodeaban, nunca aprendía la lección de que la vida de los demás, no eran asunto suyo.

—Ok —suspiró—. Gracias por escucharme.

—No hay de qué y avísame como siguen las cosas allá en el hospital. Espero que la muerte de esa pobre persona se solucione pronto.

—Si, yo igual. —Murmuró.






*






Todo parecía estar en calma, en los pasillos ya no habían policías, ni investigadores. Al parecer, todo volvió a la normalidad y eso hizo que se sintiera más tranquilo.

Al llegar al piso de los consultorios, visualizó a Gustav y lo saludó alzando su cabeza; el estado de calma que Tom comenzaba a sentir iba llegando a su fin al ver el cansancio y fastidio plasmados en el rostro de su amigo.

—¿Qué ocurrió?

—No sé cómo demonios los noticieros se enteraron, llegaron reporteros de todos los canales haciendo su típico caos y destruyendo todo el orden que los investigadores estaban llevando a cabo. El Dr. Baecker está furioso Tom, jamás lo había visto así, fue un gran estrés todo lo que tuvimos que hacer para que los reporteros se fueran —suspiró—, pero lo verás mañana con tus mismo ojos en las noticias de las 7 am, lograron llevarse la nota.

Tom bajó su cabeza y comenzó a negar.

—Todo se está saliendo de control, la verdad no me quiero imaginar por lo que pasaron gracias a esos entrometidos. —Gustav rió.

—Espera, aún hay más —aseguró señalando la puerta de Kimberly constantemente—. La poca cordura que le quedaba, se fue. Gracias a los policías.

—¡¿Qué?!

—Los policías sintieron la presión de los medios y, al parecer, ellos querían que Kim y el otro paciente la sintieran también. Hubieras visto la escena que hizo, estuvo a punto de golpear a uno de los policías y también, estuvo a punto de salir del consultorio.

Tom se sobó la sien. «Kimberly… dios, si solo… si solo aprendieras a calmar tus nervios… », pensó comenzando a estresarse, otra vez.




—No fue un buen día ¿eh, Gustav? —preguntó con tono sarcástico.

—Tranquilo, tendrás una noche tranquila… le volvieron a dar calmantes. Está dormida. Bien, me iré a mi casa… aún tengo que estudiar para un examen de mañana a primera hora. —Tom abrió sus ojos completamente plasmado.

—Universidad de medicina, trabajo de tarde y a veces de noche, ¿cuándo tienes tiempo de hacer tus deberes y para… estudiar cómo se debe? Digo, ¡estás exhausto!

—Cuándo se quiere, se puede. Mírate tú, dos trabajos: uno de tarde y otro de noche, sales y vas directo a ver a tu hermano, luego, me imagino que duermes un par de horas y otra vez, vuelves a la rutina, ¿y sabes por qué soportas tanto? Porque lo haces por querer ayudar a tu hermano y eso te da la energía necesaria para seguir. Yo lo hago, porque realmente quiero ser alguien en el mundo de la medicina y… quiero enorgullecer a mi familia, dónde quiera que se encuentren —finalizó dándole una corta sonrisa—. Te veo mañana, compañero.

Tom no dijo absolutamente nada, solo sonrió con orgullo. Aquel muchacho era de admirar.

Al sentir la soledad colarse en sus huesos, ordenó sus pensamientos nuevamente hacia Kimberly; no podía creer lo que los policías habían hecho, ¿acaso no sabían con quién estaban tratando? A ella no se le puede presionar y mucho menos en el estado en que se encontraba. Bajó su cabeza y negó. Ni se quería imaginar lo que pasó en la tarde, no quería que su cerebro le mostrara una imagen de Kimberly en un estado de total descontrol, ya la había visto una vez y con eso tuvo suficiente.

Las sombras del las ramas secas de los árboles lograron plasmarse en el piso del hospital, ocasionando que Tom volteara hacia la gran ventana y observó cómo lo árboles se tambaleaban por el viento, al parecer, la temporada de invierno se acercaba cada vez más. El chico plasmó su vista en el campo de girasoles, que aunque era difícil de distinguir por la oscuridad, no pudo evitar quedarse hipnotizado por la belleza de esas flores.

—¿Qué es eso? —murmuró al visualizar un bulto moviéndose entre el campo, ¿acaso era una niña?

El de rastas se quedó inmóvil y entrecerró los ojos para tratar de mirar mejor aquella niña. Al parecer, tenía siete años y se le distinguía un vestidito con un sombrero de sol que hacía juego; la niña tomó asiento sobre sus piernas y arrancó un girasol comenzando a arrancar uno por uno sus pétalos, al parecer, se divertía haciéndolo. Tom se alejó un poco de la ventana al ver como un joven, de al menos 17 años se paraba frente a ella, arrebatándole el girasol; la niña, cayó al piso ante tal acto, al parecer, le temía. El joven tomó entre sus manos a la pequeña y la cargó bruscamente. Tom retrocedió sintiendo como su corazón se aceleraba ¡estaba lastimando a la pequeña, debía de hacer algo!

—Hey, ¿adónde vas? —cuestionó Georg, quién recién llegaba para mantener guardia con su paciente.

—¡Georg! —gritó con alivio y un poco acelerado— Allá afuera, ¡allá hay una niña!

—¿Qué? —preguntó atónito— Tom, eso es imposible.

—Agh, no tengo tiempo de hablar, hay un chico también y la quiere lastimar ¡tenemos que salvarla! —Georg soltó una carcajada y comenzó a negar.

—Haber, ¿dónde se “supone” que están?




—En el campo de girasoles —murmuró. Georg, aún riendo, caminó hacia la ventana y echó un vistazo.

—Allá no hay nadie Tom —le informó recargándose en la puerta dónde yacía su paciente— ¿Estás seguro que dormiste en tus dos días de descanso? —Tom lo fulminó con la mirada y se acercó hacia el ventanal. Georg estaba en lo cierto, en los girasoles no había nadie.

—Pero… yo estoy seguro de lo que vi, ¡allí estaba una niña!

—Como te lo digo Tom, es imposible.

—Si bueno, antes era imposible que hubiera un escándalo en este hospital ¡y mira! Todos mañana sabrán que hubo una muerte, tal vez, asesinato. —Georg frunció el ceño.

—Eso es diferente Tom. —El de rastas bufó y volvió a dirigir su vista hacia el campo de girasoles.

—Yo sé lo que vi —murmuró.






*






Poco a poco volvió a reincorporarse; confundido, miró a su alrededor: se encontraba en la habitación del hospital. Lentamente, se puso de pie y encontrándose con su lastimado cuerpo, se tomó su frente sintiendo un completo vacío en su cabeza. Estuvo a punto de irse, lo que más le había implorado a su cuerpo estuvo a punto de cumplirse pero, la forma en la que iba a suceder fue… fue…

—Papá —murmuró recordando de golpe el rostro de aquél hombre, era su padre ¡su padre había estado en esa habitación, con él! Después de todos estos años, él, por fin había regresado. No debía de perder más tiempo, tenía que buscarlo a como diera lugar. Qué importaba si Jörg no pudiera verlo lo único que importaba, era estar todo un día cerca de él.

Decidido, abrió la puerta de la habitación y salió de allí sin pensarlo dos veces… —¿Kimberly? —murmuró atónito al encontrarse en el consultorio del hospital psiquiátrico, ¿cómo llegó hasta ahí? Él no quería ir con Kim en esos momentos.

Comenzando a desesperarse, trotó hacia la puerta del consultorio y cuando salió, se percató se topó con su cuerpo: había regresado a su habitación.

—No, no, no —negó desesperado y por última vez, abrió la puerta, encontrándose al otro lado el consultorio donde yacía Kimberly— ¡No! —gritó rompiendo en llanto.

Al parecer, él no podía ir a ningún lado. Su alma estaba atrapada en dos sitios: su habitación, y en donde quiera que Kimberly se encuentre.














*


Son las 11 de la noche en mi país y les traigo este capítulo recién salido del horno ;-) espero & lo disfruten, no me canso de llenarlas de misterios .-. pero saben que todo se irá resolviendo cuando llegué el momento e.e. kdfjdklfhdskjlfdsgf he tenido una gran obsesión por la serie de Avatar :| primero, La leyenda de Aang y ahora... la leyenda de Korra gooooooooooooooooooooooooooooooosh, es una obsesión totaaaal:| es una de las mejores series que he visto en mi vida:| la recomiendo totalmente xd & me declaro una fan de Avatar jajajajaj<3 ¡que tengan una linda semana! :D, gracias por leer<3 :D

1 comentario:

  1. Mas y mas misterioo..
    Me dedejas con intrigaa.. Amo la fic.. Esta hermosa.. Ya kiero que esten juntos..
    Siguelaa prontoo.. Bye cuidate ;)

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