-

-
Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

29 jul 2012

Capítulo veintinueve

"Muchos ven el pasado, otros ven el futuro. Y pocas personas visualizan el pasado y el presente juntos."



Su mirada estaba perdida, ni si quiera recordaba que se encontraba en el autobús hasta que reconoció la calle donde yacía, era la de su departamento. —¿Eh? —despegó su cabeza del vidrio al notar a fuera del edificio, sentado en las escaleras, a su amigo Andreas.

El chico se puso de pie y sonrió al ver que Tom se acercaba a él. 

—Agradece que el autobús me bajó en la esquina, sino, le hubiese seguido. —advirtió dándole un abrazo. Hace mucho que no lo veía—. ¿Qué ocurre? —cuestionó al notar su mirada.

—Te han pasado muchas cosas últimamente, ¿cierto? —dio una preocupada sonrisa. Tom entrecerró sus ojos.

—¿Cómo…? —calló— Hablaste con Iris —fue más bien una afirmación que una pregunta. Andreas solo levantó sus hombros. 

—Todos somos amigos, recuérdalo.



***

—Ibas al hospital, ¿verdad? —preguntó tomando asiento mientras que Tom aventaba las llaves de su departamento y antes de sentarse a un lado de su amigo, asintió.

—¿Tu lo sabías? Lo de Iris y Bill —Andreas negó. 

—Sospechaba, al igual que todos nosotros, que ellos se gustaban. Me acabo de enterar que eran pareja —murmuró mirando al piso—. No creí que Bill te fuera a ocultar algo como eso. 

—Simplemente no lo entiendo —inquirió sobándose los parpados—. Somos hermanos, ¿por qué no me lo quiso contar? Como tú lo dijiste, todos sospechábamos en que se gustaban, ¿por qué no nos dijeron que ya eran pareja? —suspiró—, creo que Bill no me tenía la suficiente confianza, aún siendo su gemelo. 

—Hey, no digas eso —le reprochó dándole golpecitos en su hombro—. Bill debió de haber tenido una buena razón, uh, ¿por qué no le preguntas a Iris? 

Tom negó rotundamente. 

—No quiero saber nada de ella —advirtió con coraje. Andreas, solo lo miró con tristeza, le iba preguntar el por qué de su reacción, pero optó por callar. Su amigo debía tener una buena razón. 

Pero, una pregunta más invadió su mente ocasionando que entrecerrara sus ojos: a Tom le pasaba algo más, lo pudo notar en su mirada; era tan distante, se encontraba pensativo y sabía que no se debía a lo de Bill. 

—¿Quieres hablarlo? —Tom lo miró confundido.

—¿Qué?

—No sé, te noto algo extraño. Algo más te preocupa, ¿o me equivoco? —por respuesta, lo único que obtuvo fue que su amigo se levantara de su lugar, caminara tres pasos y le diera la espalda—. Creo que no —susurró—, ¿qué sucede? 

Andreas pudo notar como Tom agachaba su cabeza y se encogía de hombro y, aunque no podía ver su rostro, se imaginaba que en su mirada se plasmaba algo de frustración.

—Conocí una chica… 

—¡¿Estás enamorado?! —exclamó algo alegre y un poco sorprendido. Tom lo miró de golpe—. Eh… eso es bueno, ¿no? —preguntó un poco nervioso ante su reacción. 

—No lo sé —confesó tocándose la frente con desesperación.

—¿Dónde la conociste? ¿En tu nuevo trabajo? —Tom asintió con sus ojos cerrados— Uh, ¿acaso estás enamorado de una enfermera? —le preguntó con picardía. Su amigo negó—, ¿de una chica de limpieza? —negó— Eh… ¡oh ya sé! ¿De una doctora —negó— o psiquiatra? —volvió a negar. Andreas se recargó en el sillón y cruzó sus brazos confundido—. Se me acabaron las opciones amigo —él sabía que aun quedaba una opción, pero no lo quería decir porque era algo absurdo, Tom jamás haría algo como eso.

—Dilo —le permitió abriendo poco a poco sus ojos pudiendo observar la expresión de asombro de su amigo, ¿¡acaso era una broma?!

—¡¿De una paciente?! —preguntó exaltado. Tom por fin asintió—. Oh dios… es de esa chica, ¿verdad? La que tienes que “cuidar”.

—Kimberly —le recordó su nombre—. Sí, ella me gusta —respondió. 

—Y… ¿cómo…? ¿Cómo pasó? —cuestionaba estupefacto. Tom solo levantó sus hombros y negó levemente con su cabeza.

—Simplemente pasó —suspiró—. Al principio solo le hablaba para ganarme su confianza: su psiquiatra me dijo que iba a hacer mucho más fácil mi trabajo si Kim confiaba en mí, entonces, solo me enfoque en eso, pero todo resultó ser al revés: ella, no sé cómo, se ganó mí confianza —hizo una pequeña pausa—. Luego, sentí que era como Bill y creí que…

—¿Tenías que protegerla como a él? —Tom asintió. 

—Ella ha estado ahí desde niña; ha estado sola, Andreas. Sus padres se olvidaron de ella… a veces me preguntó qué será de su vida cuándo llegue salir de ahí. 

Su amigo suspiró.

—No es por ser aguafiestas, pero, ¿qué te hace creer que ella saldrá de ahí? Ha estado encerrada desde que era una niña, ¿qué crees que sea diferente ahora? 

—Todo es posible —respondió con seguridad. 

Andreas no quiso seguir con esa discusión; Tom nunca veía un lado negativo: todo pasaba por algo y ese algo tenía una solución positiva. Aún no entendía como él llegó a pensar de esa manera tan infantil o tal vez, Tom solo se rehusaba a ver lo cruel que era la vida real.

—Uh, ¿me recuerdas por qué ella está ahí? 

—Sufre de alucinaciones: jura ver personas, pero ellos nunca han existido. Dice que la lastiman, pero los doctores afirman que ella misma…

—Es la que se hace daño. —Tom asintió—. Tal vez y no está loca —rió. 

—¿Por qué?

—Tú sabes que soy muy fanático de lo sobrenatural; he leído en notas curiosas algo llamado el “Tercer ojo”. —Tom rió. 

—Andreas, basta de bromas. Esto es algo serio.

—¡Déjame terminar! —le exigió—. Nosotros, las personas comunes y corrientes, solo podemos ver lo que está, digamos, en el mundo real. Lo que según nosotros verdaderamente existe. Pero, las personas que cuentan con este “Tercer ojo”, pueden ver más allá de este mundo. Por ejemplo: a las personas que murieron pero aún siguen entre nosotros. 

—Quieres decir que… Kimberly puede ver… ¿a los muertos? —Andreas asintió.

—Es una hipótesis, hay muchos escritos sobre ellos. Claro… son leyendas. 

Tom rió. —Era de suponerse. Andreas, sabes que respeto tus creencias pero… eso es completamente absurdo. 

El chico rubio se puso de pie y caminó hacia donde su amigo. Sus ojos se entrecerraron y la sonrisa de Tom se desvaneció:

—Todo. Es. Posible.



***

Ese día, Tom no fue al hospital. Marcó a la casa de su madre y Gordon para preguntar sobre el estado de Bill y para avisar también que había renunciado a su empleo en la Academia: para su mala suerte, su madre respondió el teléfono aunque Gordon también se encontraba en la casa; la pareja había decidido regresar a su hogar por una noche para descansar como se debía. 

La reacción de Simone acerca de la renuncia no fue agradable, pero Tom aprendió a no darle importancia a los comentarios de su madre: él nunca fue suficientemente bueno para ella. Nadie lo fue, excepto Bill.
A veces, Tom se preguntaba en qué fallaba, por qué siempre fue un mal hijo frente los ojos de su madre, qué tenía Bill que él no, qué es lo que le faltaba para ser como su hermano menor. Hasta la fecha no ha obtenido ni una sola respuesta. Y ahora, llegó a la conclusión de qué tal vez también fue un mal hermano mayor: siempre pensó que tenía la confianza de Bill… pero ahora resulta que le ha estado ocultando cosas. Dios, ¿en qué está fallando como ser humano? Ni siquiera es bueno frente los ojos de su gemelo. 

—¿Seré bueno frente los ojos de Kimberly? 

¿Por qué ha de serlo? Él cree que le tiene respeto, pero la juzga y la ve como una loca. Aunque tenga fe en que pueda recuperarse y salir de ahí, ella siempre será la loca que se auto lastima sin razón alguna. Y Kimberly se da cuenta de que la mira de ese modo, no es tonta. Pero, ¿se dará cuenta también de que la mira con ternura y tristeza? ¿Qué aunque sea una loca, logró enamorarlo? 

Hace mucho que Tom no sentía algo por una chica. A lo mejor y nunca sintió algo verdadero por alguien, siempre tan ocupado viendo por su familia, por cuidar de su madre y de su hermano que nunca vio por él mismo. Solo salía con mujeres por obligación, nunca por algún sentimiento. ¿Cómo demonios Kimberly logró enamorarlo? Aquella pregunta se lo repetía una y otra vez.



***

—Gustav —saludó algo alegre, pero éste le fue indiferente y siguió su camino— uh… ¿qué le sucede? —le preguntó a Georg. 

—Ha tenido un mal día, eso es todo. 

—¿Por qué? —Su compañero solo se encogió de hombros. 

—Digamos que nunca está conforme —suspiró—. Es un poco extraño. 

—Creo que todos lo somos, Georg. —éste sonrió—. Uh, ¿sabes cómo se encuentra Kimberly? —Georg lo miró con ojos pícaros ante la pregunta y rió. 

—No, yo no soy su guardia, Tom.

—Si bueno, Gustav y el Dr. Jost me deberían de informar acerca de su estado, pero nunca lo hacen —le recordó. 

—Eso es verdad. Bueno, con lo que he visto anteriormente, me imagino que sigue igual que ayer… creo que las enfermeras la obligan a hacer ejercicios como pararse, sentarse, caminar —calló de golpe—. Ve a verla tu mismo. —Le sugirió al ver la reacción de su compañero. 

—Yo… es muy pronto…

—Te cubriré. —aseguró sonriendo. Tom suspiró. 

—Georg… nadie más sabe acerca de esto, ni siquiera yo estoy seguro de lo que siento. Me gustaría que actuaras normal sobre este asunto.
—Tu secreto está seguro conmigo. Además, por ahí escuche que tus visitas nocturnas le hacen muy bien.
El guardia se ruborizó al escuchar aquellas palabras de su compañero. —¿Dónde escuchaste eso? —Georg sonrió.
—Por ahí y vino de la persona que menos te imaginas.
—¿El Dr. Jost?
—Acertaste.
Tom cerró su boca. Pensó que esa pregunta la había hecho en su mente, pero al menos su sospecha fue cierta y no pudo evitar recordar cuando David dejó su oficina abierta: Tom sacó todas las pertenencias de Kimberly sin autorización y él mismo las llevó a su habitación. Sabía que David se iba a dar cuenta y esperaba una llamada de atención por ello, pero no obtuvo más que un saludo de compañeros de trabajo. ¿Acaso David sospecha de los sentimientos que tiene hacia su paciente?

—Tom, esta vez, por lo que más quieras, no apagues tu radio —suplicó.



***



A veces olvidaba que se encontraba en el piso más peligroso del hospital. Recorría aquellos pasillos llenos de dementes como si nada, ya que para él, lo único que había en ese piso, era la habitación de Kimberly.
Al quitar el seguro, empujó aquella pesada puerta y se quedó ileso al entrar: Kimberly se encontraba sentada viendo hacia la entrada; su mirada estaba cansada y vacía como la noche anterior y Tom lo único que pudo hacer fue tocarse su estómago al sentir una extraña sensación en él. 
—Me estabas esperando, ¿verdad? —la chica, con demasiada dificultad, asintió levemente. 

Tom sonrió.



-
 yo también ya quiero beso ;_;  kdjfhskdjlgfdskjgf Tom & Kimberly se hacen del rogar .|. XDDD tengo una sorpresa preparada con Sam y Bill e_____________________________e tal vez le dedique un capítulo entero a ellos dos e________e no piensen mal|: xd ya saben como es mi mente de retorcida & así :c kdfhkldsjgf espero que les guste este capítulo<3 :D 

2 comentarios:

  1. Aww la fic esta emocionante muy emocionante..
    Ya vez todas keremos besoo .. Justo lo dejas mas emocionante todavia..
    Sii siempre nos sorprendes.. Siguelaa .. :-)

    ResponderBorrar
  2. http://th-dosrazas-fanfiction.blogspot.com.ar/ ¿Se pasan? Soy nueva ^^ Es una fic de vampiros y licántropos, :)

    ResponderBorrar