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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

20 may 2012

Capítulo veintidós

No estaba a su vista así que decidió entrar a la oficina y ahí la encontró: sentada en una esquina, abrazando sus piernas y escondiendo su rostro en ellas. Tom estaba quieto en medio de la habitación dudando en si se acercaba o no; el Director le había advertido que no debía de hablar con ella y David le amenazó con que nadie debía entrar, pero…

—Bill, Bill mírame —le pidió acercándose a su hermano de nueve años. El pequeño levantó su rostro pero no dejó de abrazar sus piernas—. Yo siempre te protegeré. 

Se estremeció al visualizar aquel recuerdo: Bill estaba en la misma posición que Kimberly, con miedo, desprotegido, solo. Recordaba que aquel día, Simone les había anunciado que se iban a mudar para vivir con su nueva pareja, Gordon; Bill no quería, se rehusaba porque sentía que su madre no los iba a querer por estar con Gordon y que éste los iba a tratar mal por no ser sus hijos. Tom, preocupado por su hermano y aún tomando el papel como “el hombre de la casa”, le aseguró a su gemelo que no importaba lo que sucediera, él jamás lo iba a dejar ni cambiar por alguien más. 

Su visión regresó hacia el interior de la oficina, miró hacia la puerta y despacio, la cerró; de reojo, miró a la paciente y pudo observar cómo se estremeció y se abrazó más fuerte. Él no era experto con este tipo de personas pero, no es de listos darse cuenta, que no se les debe dejar solos en un momento como este. 

—Kimberly… soy Tom —le habló caminando con cierto temor hacia ella. No tenía ni la menor idea de cómo podía reaccionar—. Kim… —murmuró su nombre y al estar a unos centímetros de ella se detuvo y se hincó—. ¿Podrías verme? Por favor… —le pidió tratando de tomar su brazo, pero solamente la rosó: Kimberly levantó su rostro y se pegó contra la pared completamente asustada. Tom notó como el pecho de la paciente subía y bajaba con rapidez así que optó por alejarse un poco para que Kim volviera a tranquilizarse. 

—Creo que no esperabas verme a mí… sé que no te caigo bien —le recordó por lo que pasó la última vez que hablaron—, pero necesitaba saber cómo estabas. —Kimberly seguía con esa respiración y su mirada estaba tensada… pero ida—. Entiendo que no quieras hablar… —comprendió asintiendo—, solo quiero que sepas que… si necesitas algo, cualquier cosa, no dudes en pedírmelo. 

Le sonrió y se puso de pie. 

—… ¿Tom? —Él la miró un poco sorprendido, ella, lo miró volviendo otra vez a sus cinco sentidos—. No quise comportarme así…yo… no estoy acostumbrada a ver llorar. 

Tom no supo que decir, solo se encogió de hombros y se compadeció. 

—Está bien, no me molesté ni nada por el estilo. 

Kimberly miró el piso y se lamió los labios un poco confundida al percatarse que no se encontraba en su habitación sino en la oficina de Jost. ¿Cuándo entró allí? 

—Queremos que vivas el terror de tu compañero de al lado. 

Soltó un sollozó ahogado y se volvió a abrazar tratando de sentir protección. Todas las imágenes de la noche anterior regresaron atacando su cabeza sin piedad y lo único que sus oídos escuchaban eran los alaridos del fallecido paciente. 

—¡Has que paren! —Suplicó tapando sus orejas con desesperación— ¡Diles que se detengan, lo están matando! —gritó rompiendo en llanto. 
 
Su guardia reaccionó rápidamente y se acercó hacia ella para tomar sus manos con fuerza y para traerla nuevamente a la realidad. 

—Kim, Kim reacciona, por favor. Solo estamos tú y yo, nada más ¿ok? Abre tus ojos ¡ábrelos! —le ordenó estrujando levemente sus brazos. La paciente, los abrió de golpe y las lágrimas pararon al verlo—. No hay nadie aquí, todo acabó ¿ves? Solos tú y yo —le repitió observando como la paciente se calmaba poco a poco. 

—No me obliguen a volver —susurró con una mirada distante.

—¿Cómo?

La chica decidió mirarlo a los ojos. 

—No me obliguen a volver a esa habitación… me matarán —le explicó con desesperación y el temblor de su labio inferior le avisó a Tom que volvería a llorar—. No quiero estar ahí, no quiero —confesó en susurros y las lágrimas escaparon de nueva cuenta. 

Tom ya no sabía que decir, aquellas palabras le habían impactado un poco. ¿Quién la iba a matar? Nadie. Lo que Kimberly había dicho era un disparate, algo que una persona completamente perdida podía decir pero… lo había olvidado, Kim era una de esas personas… ella estaba loca. 

Sin darse cuenta, ya la tenía abrazada: la cabeza de la paciente descansaba en su hombro y las caricias que él le brindaba a su cabello eran de protección, ¿qué más podía hacer por ella? No sabía. 

—No Tom… ella no está loca —le aseguró Bill, quien observaba la escena desde el otro lado de la oficina—. No la juzgues de ese modo, no la mires así ¡ella no está loca! —le gritó a todo pulmón, pero era en vano, Tom no podía escucharlo. 

Kimberly se aferró más de su guardia al escuchar aquella alma hablar; le había dolido el descubrir que pensaba que era una demente. Se quejó. A ella simplemente le había dado igual, ¿qué más da? Otra persona que la ve con pena, que importa pero, esa persona era Tom. Maldición ¿qué de importante tiene que sea él? La enfurecía y entristecía al mismo tiempo al saber que le importaba demasiado. 

—Yo no estoy loca —susurró. 

Le importaba ya que él desde un principio la había mirado como una simple persona y no como una chiflada y se acercó a ella como si fuese alguien normal y no una paciente. Tal y como lo había hecho Gustav de niño: se acercó con inocencia. 

—¡Ella no está loca, Tom! —Gritó nuevamente Bill, esta vez, a su lado. 

—Yo no estoy loca —volvió a susurrar Kimberly. Tom, la abrazó más fuerte—. No lo estoy. 

—No la dejes sola —le imploró—. La quieren lastimar, no dejes que se la lleven a esa oscura habitación, se quieren apoderar de su cuerpo, Tom ¡ayúdame a salvarla! —Le imploró Bill con desesperación— Hermano… ayúdame a salvarme —susurró cayendo rendido a su lado. 

—No me dejes sola —rogó Kimberly entre sollozos—. Por favor... no.

Tom recargó su rostro en la cabeza de la paciente y al abrazarla más fuerte, ocasionó que su cuerpo se acercará más al de él. 

—No dejaré que nadie te lastime —aseguró buscando sus ojos—. Yo te protegeré —le juró en el acto en que sus miradas se cruzaron. 

Bill sonrió al ver esa escena y sintió paz ya que sabía que Kimberly estaría a salvo pero, aquél gesto de felicidad se fue borrando poco a poco al ver que su hermano y su amiga seguían abrazados, mirándose el uno al otro. Ladeó su cabeza, ¿acaso Tom…? 

—¡¿Qué está pasando aquí?! 

Tom y Kimberly se separaron de golpe al escuchar la estruendosa voz de David y Bill solo los miraba con cierta tensión.

«Nada de esto terminará bien», pensó aquella alma.


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Batallé en hacer este capítulo .-. pero lo logré :3 espero que les guste <33333 ¡muchas gracias por leer! c': no se les olvide unirse a mi página en face que está en los enlaces de este blog :) ¡suerte mañana que es lunes! D:

3 comentarios:

  1. Me encanto el capitulo.
    Pobre Kim .. Sii Tom tiene que protegerla..
    Que no los separen y q no vuelva a esa habitacion.. Siguela prontoo
    esta hermosa la fic..
    Bye suerte XD

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  2. WOOOOOOOOOOOOOW amigoshaaaa este capítulo ha
    estado muuuuuy bueno *-* todo ese momento
    mientras Bill le gritaba, Tom la abrazaba y
    Kim se aferraba a él fué tan... ogh nose como
    decirlo ajjaja fui excelente kakjsdl y David sólo
    llega a interrumpir todo ¬¬ estaban en un momento
    tan grato 88 jaja siguelaa pronto amigoshaa no
    te demores tanto en subir :c tkkkkkkkkkkkm <3
    hablamos

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  3. ¡Hola!
    bueno me eh ausentado por días, pero siempre sigo todas tus historias.
    ¡¡Me fascinan!! jaja.

    Te tengo un premio en mi blog: http://humanoidcityy.blogspot.mx/2012/05/premio.html

    Gracias por seguir publicando :D un beso!

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