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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

24 mar 2012

<< Capítulo diez >>



Su espalda cubría uno de los tantos dibujos que tenía en la pared, sus brazos estaban aferrados a sus piernas y su mirada estaba pegada a la nada: se encontraba sentada en un rincón de su demacrada cama, como todos los días. ¿Qué más se puede hacer en ese lugar, en ese encierro? En todos esos años la única respuesta que encontró era, nada, pero había descubierto la manera de evitar que las horas se le hicieran eternas y eso era, perderse mirando un punto vacío, en ese caso, era ver la sábana blanca y dura del colchón. Ahora, sencillamente no existe el tiempo para ella, no existe el sol, el día, la luna, la noche, la lluvia, los árboles, no existía nada más que esas cuatro paredes en dónde ella vivía; ese era su mundo real y el de afuera, era el mundo inalcanzable más no imaginable ¿por qué? Porque ya no recordaba nada y por lo tanto, no había nada que imaginar, que recordar…


— ¿Estás bien? –Kim alzó débilmente la vista.

… y los habitantes de su mundo eran tan irreales como su vida, tampoco existían. Pero, si no lo logras ver, no quiere decir que no sea real, algo que el humano jamás ha logrado entender y ni entenderá por su terquedad e ignorancia. No, ella está mal, ella está loca, es lo que todos le han hecho creer todos estos años y al parecer es verdad así que hay que seguir creyendo los criterios de los doctores, de los psicólogos, de todos. — No te has movido en todo el día y al parecer, ya está anocheciendo, ¿estás bien? –Volvió a preguntar a lo que Kimberly extendió sus piernas e hizo una mueca.

— Lo estaba –murmuró- y luego llegaste tú –lo señaló con su mirada.

— Yo no sabía… -se apresuró a decir-… perdón.

— Da igual, ya sé que jamás saldré de aquí –se dio por vencida- estoy enferma y jamás me curaré, ¿sabes por qué? ¡Porque siempre estarán ahí! –Gritó cubriéndose su rostro para evitar soltar el llanto- ¿por qué no me dejan en paz? ¡¿Por qué no se van?! ¡Yo no puedo hacer nada por ustedes, por nadie, sólo soy una simple persona, sólo eso!

— No Kim… por algo llegué a este lugar, contigo, porque tú eres la única en todo el mundo que puedes ayudarme –la chica negó desde que ‘él’ comenzó a hablar- por favor, prometiste ayudarme –le recordó.

— Las promesas no están para cumplirse –le informó comenzando a temblar-… no se cumplen.

— Kimberly, por favor –le suplicó- ayúdame y te juro que no me volverás a ver, no te volveré a molestar ¡además, él ya está aquí, tu sólo se lo tendrás que decir! –exclamó tratando de que sonara fácil.

— ¿Y si se niega a hacerlo? –cuestionó encajando su mirada en él.

— Me iré, porque al menos lo intentaste. –Kimberly, rápidamente, se sentó en la orilla de la cama y anonada, entrecerró sus ojos.

— Enserio… ¿te irás? –Él asintió. La chica bajó su mirada tratando de analizar lo que le había propuesto y nerviosa, volvió a verlo- está bien... tenemos un trato, Bill.

— Gracias –Soltó con una sonrisa cálida.

— Oh… eso me recuerda, me falta poco para terminar tu dibujo –dijo caminando hacia su viejo escritorio y concentrada, comenzó a buscar la hoja con el bosquejo- sólo me faltan unos detalles en el rostro, tienes rasgos delicados… al igual que tu hermano –le indicó dándole una débil sonrisa.

— Tomaré eso como un cumplido –rió. Kimberly frunció el ceño, no encontraba aquél papel, ¿dónde podía estar?

— ¿Por qué él luce mejor que yo? –Preguntó una voz a sus espaldas. Las pupilas de la joven se dilataron al escuchar su voz, que esa otra…”persona” este aquí, sólo significa una cosa: peligro.- Sabes, yo luzco como una porquería en tu dibujo, ¿por qué a él lo dibujaste mejor, acaso olvidaste que yo fui tu primer amigo? –le reclamó.

— Tú nunca fuiste mi amigo, los amigos no lastiman –le restregó entre dientes- ahora, devuélveme eso Sam –le ordenó extendiendo su mano. Sam, que se encontraba recostado, con frivolidad, se puso de pie, su cabello rubio, sus facciones, su complexión, sus gestos lo hacían ver hermoso pero su mirada hacía comprender que no habitaba nada bueno dentro de él. El chico extendió la hoja y la roso con la mano de Kimberly, pero antes de que ésta pudiera tomarla, volvió a arrebatarla y le dio una última mirada. Rió.

— Perfectos trazos –miró de reojo a Bill y a la joven- excelente relación para tener poco tiempo y al parecer, a él si lo ayudarás ¿y a mí? –le cuestionó encarnando una ceja.

— No puedo hacer nada por ti –le recordó tratando de mantener la cordura.

— ¿Y por él sí? –Preguntó irónico.

— La situación es diferente.

— ¿En qué?

— En que yo no la lastimo para obtener lo que quiero –se armó de valor Bill para enfrentarlo. Kimberly, sorprendida, volteó a verlo pero volvió a mirar a Sam al escucharlo soltar carcajadas.

— Yo tampoco lo hago, ¿qué no has escuchado a los doctores? Es ella misma la que se hace daño.
— ¡No! –Gritó Kimberly- Todos estos golpes… ¡son por tu culpa!

— ¡No te hagas la víctima! Si me hubieras prestado tu cuerpo desde un principio, tú no estarías aquí en estos momentos –le recordó sonriendo de lado y cruzando sus brazos- Oh... pero como ahora ya eres caritativa –señaló a Bill- creo que no tendrás ni un problema de hacerme el favor de darme tu cuerpo, ¿no? Digo, yo fui el primero en visitarte, es mi derecho… y después, puedes hacerle todos los favores que quiera a este imbécil ¡claro! Eso si… sobrevives –finalizó ensanchando más su retorcida sonrisa.

— ¡Jamás! –Se negó retrocediendo. Sus ojos estaban rojos por las lágrimas que retenía y su labio inferior comenzaba a temblar.

— No te atrevas a tocarla –le advirtió Bill pero Sam lo miró con furia.

— No estoy de humor para jugar con un ser patético y débil como tu ¡lárgate! –le gritó moviendo su brazo como si fuese una navaja.

— ¿Bill? –Preguntó con un nudo en la garganta. El muchacho había desaparecido.
— Vamos Kimberly, no hagas esto tan difícil.

Ya la tenía acorralada contra una esquina, no había escapatoria y no había quien la salvase, estaban solos.
—… ¡¡No!! ¡¡Vete, por favor, vete!! ¡¡No me toques, no… aléjate de mí!! –Al escuchar aquellos gritos, los demás dementes comenzaron a gritar también.



*

Kimberly abrió los ojos de golpe, el calmante había perdido su efecto al fin. Por el silencio, pudo deducir que todavía era de noche y que no tenía nada más que hacer que volver a dormir, al fin y al cabo, estaba amarrada… ¿cierto?
— ¿Eh? –murmuró al no sentir nada que aplastase su cuerpo. Despacio, levantó su brazo… no, no la habían amarrado ¿por qué? Con cuidado, se sentó en la cama y miró su cuerpo aún sin creérselo, estaba libre.


— ¡Despertaste! –Kimberly pasó su mirada de sus brazos hacia la ventana de su puerta- ¿Cómo estás?

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kahdladghaldgj solté mucho e.e hahaha después de batallar mucho con mi internet, logré entrar :3 espero que ustedes si estén teniendo un bonito fin de semana y que hayan salido a divertirse c: y díganme, ¿que les pareció este capítulo?e.e Chicaaaaaaaaaaaaaaaas, he estado pensando en hacer una página mía en facebook para mantenerlas al tanto de mis novelas y cosas por el estilo, pero la hago dependiendo de lo que me digan xd, ¿la hago o no? En fin, deseenme mucha suerte con mis exámenes :c ya terminé pero ahora faltan los resultados u.u' las quiero y gracias por leerme<3

2 comentarios:

  1. Awwww bill... Que favor le tiene que hacer???
    Sam ... Que malioi
    sera tom el q estaba a su costadooo
    Me encanto el capitulo ..
    Si seria bueno una pagina en facebook..
    Suerte en tus examenes..
    Sube prontooo bye cuidate:-D

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  2. Sabía que era Bill!!!!!

    Lo sabía!!!!

    ¿Poseyó su cuerpo Sam? ¿Es niño o niña? Creo que eso no lo entendí :/

    muy bueno!!!!

    Besos!!!



    S.k

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