-

-
Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

7 jun 2013

Capítulo sesenta y siete




El cuerpo le ardió una vez más. Esta vez, la oscuridad logró arrebatarle un gemido de dolor: estaba llegando a la agonía.




Podía sentir que su cabeza se sumergía en una laguna de recuerdos que para ella no tenían sentido alguno. Esa pareja con aquella pequeña, ¿por qué ve a esa familia?, ¿por qué siente esas inmensas ganas de llorar al ver a esa niña reír con sus padres?




Parecía ser una familia perfecta. Que envidia, lo que ella hubiera dado por tener unos padres así.




«”…” ¡es hora de jugar con mami!»




Kimberly sonrió. Aun tenía (poca) memoria sobre el tiempo en que todo era “normal”: cuando sus padres amaban jugar con ella. Justo como esa familia.




«¡Sí!, ¿haremos más soles?»




Su boca y sus ojos se abrieron de golpe al tiempo que podía escuchar no muy a lo lejos la enternecedora risa de aquella mujer. —¿Soles? —balbuceó por lo bajo obligando a su mente dejarla ver más.




Su poco cuerpo comenzó a temblar y los ojos rojos comenzaban a doler debido a las lágrimas que forzaba retener. Ella hacía “soles” y su mamá…




«No “…”, no son soles, son girasoles y no las haremos, las plantaremos».




… nunca se cansaba de corregirla por aquellos errores.




—¿Ma… má? —murmuró notando con lentitud como aquellos extraños y borrosos recuerdos se hacían cada vez más claros y nuevamente, todo empezaba a tomar sentido: aquella familia no eran unos desconocidos… eran sus padres y esa pequeña niña, era ella.




Todos esos momentos era cuando no existía problema alguno, cuando la hija de los Höhner era el tesoro más grande y el futuro de la familia. No importaba si el primogénito fuese una mujer, no dudaban en lo más mínimo: Kimberly, sería quien llevaría el apellido de su familia hasta lo más alto. Era una niña deseada, amada y la consistían en todo lo posible y aun así, era una persona con ángel, amable e inteligente. Era una niña feliz, era… era la hija perfecta.



«La perfección no existe».


Encontraron el defecto a aquel futuro sin baches: su hija… ella, sería una loca.



—No… —esas dos palabras salieron casi en un suspiro, borrándolas en el acto.



La imagen familiar comenzaba a alejarse: su padre a la izquierda, su madre a la derecha y ella en medio, siendo abrazada por los dos. Los tres sonriendo, los tres creyendo que su vida sería normal y que estaría llena de bendiciones.



“… ¡deja de dibujar esas cosas! Ellos no ¡existen!”, la voz de su padre resonó fuertemente en sus oídos haciéndole recordar completamente todo lo que había reprimido de ellos, de esos momentos de tensión.



—No. Por favor. Ellos existen. Me lastiman. Créeme —imploró a la silueta del hombre: le daba la espalda.



Sus brazos estaban siendo carcomidos por la oscuridad, pero aun así, sentía que mantenía uno de ellos alzados, tratando de detener en vano a ese hombre quién en un momento juró protegerla y quererla sobre todas las cosas. Esa persona quién le decía “princesa”.



—Papá… vuelve —su labio inferior tembló—, ¡cuídame! Es tu deber, ¡no te vayas! —sacudió su cabeza bruscamente al sentir como una maldita lágrima rondaba por su mejilla. ¿Llorar por su padre?, ¡pero si él fue el primero quien la abandonó! Su amor era falso, nunca tuvo fe en ella. Se avergonzaba, sí, sentía vergüenza y humillación al ser el hombre cuya hija tenía que vivir en un manicomio… «Maldito».



Mierda, otra lágrima más. Pero, esta vez, no era suya.



—¿Mamá?



La última persona que creyó jamás la abandonaría. La que se supone sería incapaz de traicionarla, la que debía estar siempre a su lado y amarla a pesar de las circunstancias, estaba ahí, sonriéndole artificialmente y mirándole con decepción y pena.



Era su madre, se suponía que debía darle su apoyo. Kimberly había nacido de ella, ¡era su hija! Y por lo mismo… debía dejarla. ¿Cómo, una hija de Carla Höhner, pudo haber salido “defectuosa”? ¡Era inaudito e imposible! Ella, no podía ser su heredera, era una…





«Bastarda»



—¡No puedes decir eso de mí! —gritó entre dientes sintiéndose impotente al ver como la imagen de su madre se alejaba dándole la espalda, negándole amor y apoyo. Dejándole morir por su cuenta—. ¡Soy tu hija! —sus mejillas estaban completamente empapadas, ¿el lado bueno? Sus ojos ya no dolían—, no puedes dejarme aquí, ¡sácame de este lugar! ¿Me oyes? ¡Mamá… mami…! —sus gritos se hacían menos intensos. Toda la ola de furia que sintió en el momento se desvanecía haciendo que volviera a retomar sus sentidos: recordó donde se encontraba, en el abismo y que moriría en cualquier instante.



«Quiero volver a hacer soles contigo», pero no quería morir sola.



No tenía de otra, ¿adónde acudir? Si regresaba a su encierro, seguiría estando alejada de la humanidad. No vería al Dr. Jost ni a Gustav… y Tom, dios, estaba más que claro que él no regresaría. Jamás se perdonaría por eso.



Por su culpa, hicieron que alejaran al único hombre que supo amarla, a pesar de estar encerrada en un psiquiátrico. No sabía con exactitud lo que le hicieron después de que lo sacaron de la habitación pero no pudo dejar de pensar en las posibilidades y eso la hacía sentir peor: tal vez lo golpearon, tal vez lo amenazaron, tal vez esto, tal vez lo otro. Sea lo que sea, era su culpa y Tom no volvería.



Lo había perdido para siempre y ese era un hecho.



Entonces, ¿para qué volver? Era mejor resignarse, su destino era vivir y morir sola. O… mejor dicho, vivir y morir con “ellos”.



Su labio inferior tembló: ¿por qué ella? ¿Por qué de todos los seres vivientes le tocó a ella vivir con ese sufrir? Bill le había dicho anteriormente que era un don, uno que tenía que aprovechar al máximo: ella era la salvación de aquellos que la lastimaron en un pasado y por un momento, llegó a aceptarlo. Pero ahora, nada tenía sentido: era ella la salvación de ellos pero, ¿y quién mierda la salvaba a ella?



No era justo.



No lo era.



—Y no lo es.



—¿Kimy? —preguntó sintiéndose exhausta. Sus ojos ya no podían estar abiertos un minuto más y por el poco juicio que le quedaba, ya no quería hablar. Le dolía, todo le dolía—. ¿Qué haces… por qué no te vas? —como ellos lo hicieron.



La niña dejó su pelota morada a un lado y se sentó en cuclillas cuidando que su largo vestido floreado no se arrugara.



—Estoy esperándote. Saldremos juntas.



Kimberly rió con ironía.



—Yo no saldré de aquí, tonta. Yo moriré en este lugar pero tu… tu eres libre, vete lejos y haz lo que quieras, « tu que puedes, sé libre, por favor… que al menos… mi memoria lo sea».



Sus cansados ojos alzaron su vista al sentir una cálida mano acariciar su rostro: la pequeña apartaba mechones de cabello que ocultaban sus lindas y, a la vez, maltratadas facciones. Cuando terminó sonrió.



—¿Te vas tan pronto?



Sus pesados parpados se cerraron y con dificultad asintió.



—Ya duré demasiado… ¿no crees?



La menor hizo una mueca.



—¿Y qué pasará con ellos? —con las pocas fuerzas que quedaban, abrió sus ojos una vez más y pudo sentir como las lágrimas volvían a ella. Qué hermosa imagen le había brindado su memoria esta vez.



—Dr. Jost… Gustav —murmuró sintiendo como su voz se debilitaba.



—¿Los dejarás solos? —la chica no respondió: mantenía sus labios apretados con fuerza procurando no soltar más sollozos.



Ya no quería llorar, pero al saber que no volvería a ver a las pocas personas que en verdad se preocuparon por ella… la hacían sentir… despreciable.



—¿Y con él? ¿Qué pasará con él?



Una leve flama en su interior se encendió y cualquiera podía jurar que un brillo de vida logró gobernar en sus pupilas por unos segundos. “¿Qué pasará con él”, se repitió esa pregunta mentalmente al ver a su amado y tonto guardia sonriéndole ingenuamente. Aquel gesto que le decía que confiaba en ella y que pasara lo que pasara, para sus ojos, era una mujer. Una hermosa mujer que era sólo de él.



—Sólo le causo problemas —dijo sin más con un hilo de voz—. Será mejor así… lo nuestro… lo nuestro fue un error.



La menor parpadeo simultáneamente.



—¿Un error? —repitió—. Uh… y si fue un error, ¿qué hace aquí?



—¿Q… qué? —la miró con sorpresa y después, fijó su vista en aquella imagen donde todas sus esperanzas se mantenían vivas.



—Él está aquí, ¿no lo sientes? Regresó por nosotras, ¡regresó por ti, Kim!



La chica lloró a más no poder. Su débil cuerpo había mantenido todos aquellos sentimientos encerrados en una pequeña burbuja que explotó al no poder guardar otra emoción más.





«¿Tom?»



Él le sonrió.



«Te lo juré Kimberly… yo nunca te abandonaré»



Kimy sonrió para su interior y orgullosa, se puso de pie. Todo había terminado, por fin.



—Es hora de irnos Kimberly. Hay que volver.





Había olvidado por completo que se trataba de un edificio viejo. Pero no importaba, confiaba en su compañero y mientras llegase lo más pronto posible, mejor.



—Es lo bueno de crecer en este lugar —exclamó Gustav girando en un estrecho pasillo. Tom y el Dr. Jost trataban de seguirle el paso en silencio. Ninguno de los dos conocían aquellos pasadizos secretos y más bien, eran zonas abandonadas del mismo hospital.



—¿Seguro que aquí no hay cámaras? —cuestionó el Doctor por segunda ocasión.



—La instalación de esos aparatos vino años después de cerrar estas zonas —informó llegando a una puerta de madera que estaba siendo comida lentamente por las termitas.



Tom, quien permanecía atrás de los dos hombres, apresuró el paso al estar seguro de lo que se trataba. Detrás de esa puerta, yacían las escaleras que lo llevarían con ella. Su cabeza se enfrió olvidando todos los peligros y consecuencias que conseguiría si fuese descubierto, olvidó también, que trabajaba para un agente de la policía. Olvidó que fue amenazado por el mismo Baecker y también, se olvidó de sí mismo. Sólo importaba Kimberly. Debía verla, abrazarla, besarla.



Debía sacarla.



El ruido de unas llaves se escuchó cerca de su rostro y cuando reaccionó, tenía el juego de unas llaves en frente suyo. Desorientado, miró a Gustav quien mantenía su semblante serio para ocultar su nerviosismo.



—Tómalas. Nosotros te esperaremos aquí —Kaulitz asintió y sin decir nada más, le arrebató las llaves.



—Te damos una hora —fue lo último que escuchó antes de tener una pequeña pelea con la vieja puerta.



Después de dos golpes logró abrirse llevándose de encuentro una gran nube de polvo cuyo olor era desagradable. No pudo evitar toser y cerrar por unos segundos sus ojos: basurilla le había caído dentro ocasionando un leve ardor.



Sacudió su cabeza rápidamente y aun con su vista borrosa, se adentró en busca de las escaleras. Ahí fue cuando se percató que yacían en el sótano del hospital. Había sido desmantelado debido a las “remodelaciones”, nadie se atrevía a entrar ahí por absurdas historias infantiles sobre que estaba embrujado. Decían que pacientes que fallecieron en el lugar se aparecían. Estupideces, los fantasmas no existían.



—Kimberly, por favor… aguanta… ¡por favor!



Su nariz volvió a molestarle: otro olor se había escabullido, nuevamente, olía a quemado. No, esta vez, olía a un cuerpo calcinado.



«¿Qué… significa esto?»



Sus ojos comenzaron a llorarle, el dolor era insoportable. Pero… no podía darse el lujo de detenerse.





El aura color morado era cada vez más débil. Las descargas azules se iban desvaneciendo y la neblina era casi inexistente. ¿Kimberly había muerto al fin? No, eso no era.




Inquieto, se puso de pie y caminó hasta donde la barrera comenzaba. Sí, pudo confirmar que la energía era débil, ¿acaso Kimberly estaba recuperando la consciencia?




Su cuerpo se tensó.




—¡No permitiré que eso ocurra!




Una leve descarga sucedió en frente suyo deteniendo su paso. ¿Era seguro entrar? Desconfiado, por no decir, “temeroso”, adentró su mano derecha a aquella barrera de fuerza: se sentía cálida, no ardía. Con un poco más de valentía, adentró ahora su mano izquierda y cuando pudo razonar, ya se encontraba dentro de la protección que Kimberly había creado.




Era el momento de actuar.




—Lo siento Kimberly, ¡pero debo hacerlo!








Nota final: Kimberly regresóooooooo kdfhsfkjsdh, ¿cuánto durará el encanto? ¿Tom llegará a tiempo? o.o

1 comentario:

  1. Tom tiene q llegar a tiempoo obvioo!!
    Esta muy muy interesantee!! Al menos ya se hablo algo de sus padres de Kim..

    Ay solo espero q todo salga bien. Siguelaa prontoo cuodate bye :)

    ResponderBorrar