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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

6 feb 2011

Cap.38 ¿Última pieza del rompecabezas?

-Kathia ¿Qué hace usted en mi casa?

-¡Directora Trümper! –Soltó sorprendida- ¿Cómo…cómo… ¡Cómo!? La voz era de Bill. Él iba a abrir la puerta y… ¡Un momento! ¿Qué hace él aquí con la directora en… en su casa? Porqué ella lo dijo ¡Es su casa!
-¿Y bien señorita? –La directora cruzó sus brazos y hacía sonar su tacón en espera de una respuesta.
-Lo siento, debí equivocarme –Dijo avergonzada.
-¿A quién buscabas? –Volvió a cuestionar.
-A… a un chico.
-¿Un chico? –Preguntó sorprendida.
-S-sí. Pero como dije antes, debí equivocarme así que…-Kathia comenzaba a hacer gestos extraños con sus manos de lo nerviosa que estaba- Uff, me voy –Soltó sin más señalando la pequeña barda y dio media vuelta.
-¿No buscarás a Bill? –Esa pregunta hizo que inmediatamente se enderezara y volteara a verla.
-¿Cómo lo sabe? –Susurró.
-Presentimiento.
-Si, ¿Sabe qué?.. –Musitó juntando sus manos haciendo el sonido de un aplauso- …olvídelo. Es mejor que me vaya. Luego… luego hablo con él –Sonrió para tratar de brindarle confianza.
-Ajá claro… ¡Bill! ¡Te busca una de tus amigas! –Gritó lo más fuerte que pudo haciendo que Kathia se exaltara. Esa señora sí que tenía pulmón
-Enserio, no es necesario –Dijo desesperada.
-Tranquila que no muerde –Hizo una mueca para evitar reírse. A la chica de cabello castaño se le erizaron los cabellos ante aquel comentario- Adelante, que Bill bajará en un segundo –Finalizó haciéndose a un lado para que Kathia entrará.
-No –Contestó rápidamente.
-¡Ay no seas modesta! –Sonrió- Anda, pasa –Pensaba que era una broma.
-No, aquí estoy bien –A Simone se le borró esa sonrisa perfecta de su rostro por un aspecto serio y sombrío.
-Dejare la puerta abierta por si cambias de opinión.
-¿Qué rayos hace Bill en la casa de la Directora? Será que ellos son…. Es un buen punto porque, que yo sepa, ningún profesor lo tolera y para que la directora nos ordenara alejarnos de ellos… ¡Oh mierda, se me había olvidado! Y al parecer a Simone también. Espero que no se acuerde sino, me expulsa –La chica observaba la entrada de la casa, las ventanas y el pequeño jardín de enfrente-Debería de entrar, parezco una estúpida aquí afuera. Pero no se con lo que me vaya a topar… ¿Ataúdes?, ¿tendrán ataúdes? ¡Ay, ya! Tengo que controlarme. –Caminó unos centímetros deteniéndose en el marco de la puerta- Unos pasos más –Asomó su cabeza y vio que no había nadie en la sala ni en el comedor- Muy bien. –Respiró profundamente y entró. La casa no era tan fea como creía. Era una más, común y corriente, con muebles, retratos, pinturas, tecnología y un poco oscura ya que las cortinas cubrían esas elegantes ventanas. Tal vez si fue muy dramática- ¿Qué es esto? –Se acercó a un mueble que estaba al lado de la enorme televisión de plasma y agarró el portarretrato que estaba ahí. Era una familia: Los padres y dos niños idénticos. Los cuatro sonriendo muy felices, pero había algo que no concordaba: La época. Esa foto era viejísima. Tal vez, eran familiares de Simone, ya que la señora que estaba ahí se parecía mucho a ella y los dos niños, ellos estaban vestidos iguales. Gemelos… como Bill y Tom.
-No –Susurró- no pueden ser ellos –Si le ponías atención a la foto, podrías jurar que eran ellos de niños. La chica logró ver algo en el chaleco de cada uno, tenía una inicial grabada: El niño de la izquierda tenía una ‘T’ y el de la derecha una ‘B’ ¿Casualidad?- No –Su voz temblaba.
-Esa foto siempre fue mi favorita –Kathia se asustó al escucharlo de repente haciendo que soltara la foto.
-Cuidado –Alcanzando a agarrarla- Si la arruinas ¿Cómo podremos volver a tomárnosla? –Preguntó colocándola en su lugar.
-S-son u-ustedes –Dijo atónica.
-¿Tu qué crees? –Le preguntó acercándose a ella.
-¡Aléjate! –Se movió bruscamente.
-Vaya, decidiste entrar –Interrumpió Simone dejando una charola con dos vasos de jugo de limón arriba de la mesa- ¿Quieren?
-Mi mamá prepara un jugo riquísimo.
-Eso es cierto –Contestó Simone con superioridad.
-¿Mamá? Simone, mi directora es… ¿tú mamá? –Estaba completamente anonada.
-Si ¿No sabías? –Kathia no hizo movimiento alguno.
-Bueno, los dejaré solos
Solamente se escucharon los tacones de Simone y después de abrir la puerta principal, no hubo sonido alguno.
-¿A qué viniste? –Decidió romper el silencio el menor de los Kaulitz.
-A que me digas toda la verdad. –Respondió entre dientes volteando a verlo.
-¿De qué verdad hablas? –Preguntó confundido.
-¡De tu verdad! ¡Tú forma de vida, de lo que eres realmente! –Al fin se armó de valor.
-Kathia no se dé que me hablas. ¡Soy Bill Kaulitz hijo de Simone y Gordon Trümper hermano gemelo de Tom Kaulitz!
-¡Tú sabes exactamente de lo que hablo Bill! –Gritó comenzando a enojarse- Ayer en el hospital ¡estabas ahí! Yo te seguí, furiosa, triste, completamente destrozada hasta las calles más oscuras de Alemania –Comenzaba a caminar hasta él. Bill no se movió. La escuchaba y veía con mucha atención- Tú ahí me confesaste una cruel verdad. Tu verdadera identidad.
-Yo jamás fui al hospital –Aseguró entre dientes.
-¡No estoy loca Bill! Nada de esto lo soñé, todo fue verdad –Se detuvo al estar a tan solo unos centímetros de él- Yo pensé que esas cosas no existían, pero ahora que vi a las noticias lo he confirmado todo.
-Dilo –Ordenó- Di lo que soy, di lo que he sido desde hace más de 1000 años. –Terminó acercando su pálido y perfecto rostro al de ella.
-Eres un vampiro. –Lo dijo al fin. Su voz estaba temblorosa pero aún así, firme.
-Es hora de la verdad –Agarró su mano y de un jalón la llevó al segundo piso de la casa hasta su habitación.
-¿Qué vas a hacerme? ¿¡Matarme?! –Preguntó Kathia tratando de salir de su agarre. Bill la empujó contra la pared haciendo que la chica se golpeará muy fuerte la espalda.
-No es mala idea –Confesó acercándose rápidamente a ella acorralándola- Sabes… desde hace 3 días que no me alimento –Dijo con la voz ronca enseñando sus largos y afilados colmillos- Muero de hambre y estoy débil –Kathia tenía cerrados muy fuerte sus ojos al sentir el aliento del chico en su cuello, empezaba a sollozar. Lo sabía ¡Sabía que la mataría!- Pero no te haría daño, no a ti, no ahora, ni nunca –Susurró en su oído. Kathia se dejó caer al sentir que Bill se alejaba- Ni aunque tu sangre sea la más poderosa, ni aunque mi vida dependa de tu alma. No te tocaría.
-¿D-de qué hablas? –Preguntó Kathia mirándolo con miedo.
-No me veas así. No lo tolero, yo no pedí ser un asesino –Dijo avergonzado. La mirada de Bill, una mirada de sufrimiento que Kathia nunca había visto, hizo que sintiera que decía la verdad, que a ella nunca la tocaría para lastimarla.
-Si no lo eres ¿Por qué mataste a esas chicas? –Tenía un gran nudo en la garganta que ni sabía cómo salían las palabras de su boca.
-Yo no las mate –Respondió rápidamente hincándose enfrente de ella, Kathia, como si fuese un reflejo, se engarruño completamente para sentirse un poco alejada de él.
-Pero saliste lleno de sangre de la tienda de Kiro y Strify y encontraron a una de las chicas cerca de ahí.
Bill agachó su mirada y hubo un silencio sepulcral. Kathia solamente esperaba una respuesta.
-Estaba débil –Dijo al fin- Me había expuesto mucho tiempo al sol sin comer como debería de hacerlo. Si no comía algo, iba a morir. –Se escucharon sollozos después de eso. La chica observaba pequeñas gotas caer al suelo seguidamente.
-Bill…
-La mujer era su alimento, ellos me ofrecieron, tuve que aceptar sino en ese mismo momento me mataban –Kathia lo vio horrorizada.
-¿Quién… quién te... –Trago saliva- ofreció eso? –Bill volteó a verla.
-Strify, Kiro y Shin –Kathia abrió los ojos como platos. Comenzaba a marearse, la habitación le daba vueltas. Trató de levantarse pero era inútil, las piernas no le reaccionaban.
-Tengo que… hablarle a Ashley… ella, ella saldrá con… -Como pudo se levantó y camino tambaleándose hasta la puerta.
-Kathia ¿A dónde vas? –Se levantó y la detuvo agarrándola del brazo.
-¡Suéltame! –Ordenó y rompió a llorar- No quiero verte, no me vuelvas a hablar ¡Tú y esos amigos tuyos son una amenaza para todos nosotros!
-¿Qué? ¡Nunca te haría daño!
-¡No me pienso arriesgar! ¡Eres un vampiro, un asesino y nada cambiara eso! –Abrió la puerta y salió de ahí corriendo- Ashley, Ashley por lo que más quieras no salgas de la casa. ¡No salgas con él!
-Lo siento Kathia, pero no permitiré que salgas hasta que vea que es seguro – La chica se dio un fuerte golpe contra el pecho de Bill. Era como ayer, es más rápido que ella.
-¿Seguro?, ¡No me importa si es seguro o no, déjame salir ya Bill!
-No. Viniste aquí a saberlo todo ¿no? Pues no te irás hasta que termine de contártelo

Continuara***

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