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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

6 ene 2013

Capítulo cuarenta y tres.


Notas: Es mi imaginación o... ¿el tiempo se pasa volando? difkjsdkjfjdf ok, esta no es una importante nota u_u


—Si nos hubiéramos quedado un rato más, tal vez tú…

Bill enmudeció al notar que Sam lo vio de reojo y al mismo tiempo que él, detuvo su paso. El rubio se volteó hacia él dejando en claro que no le pareció lo que estuvo a punto de decir.

—Esa energía era tan patética, por supuesto que no iba a funcionar conmigo. Mírate —le señaló con su mirada—, ni siquiera te purificó por completo. —Bill hizo una mueca: era verdad. Su alma no había recuperado el equilibrio de sus emociones y en el momento en que se alejó del hospital, el color gris iba recuperando nuevamente terreno.

—Ella no puede conmigo —soltó de repente atrayéndolo a la realidad—. Ni ella, ni nadie —dejó en claro antes de darle la espalda y seguir con su camino.

Bill se quedó inmóvil por algunos minutos viendo anonado el camino por donde Sam había desaparecido. Apretó su mandíbula y miró hacia atrás, imaginando que a unos pasos se encontraba el hospital.

Últimamente, se preguntaba si lo que hacía era realmente lo correcto. Es decir, ¿valía la pena sacrificar su propia alma para vengarse de aquel que se hacía llamar su padre? ¿La venganza era realmente su salvación?

Al principio creyó que sí y siendo sincero, lo sigue pensando pero ya no con la misma intensidad. Ya no estaba seguro.

El poder se sentía bien, lo tenía más que claro: cuando se liberó de la conexión con su madre sintió una tremenda ola de energía invadir cada fibra de su inexistente ser. Fue ahí cuando supo lo que era la libertad e irónicamente, se sintió vivo. Aunque se encontraba a unos pasos de la muerte. Y aquel sentimiento creció cuando pudo desprenderse de su cuerpo para así, ir a donde quisiera en el momento en que gustara.

Ese descubrimiento fue excelente. Se sentía extasiado, era independiente, por fin. Pero… sus planes no podían ser llevados aun ya que le faltaba una persona de quien liberarse: su hermano. Fue ahí cuando se destruyó y empezó a dudar.

Sam se lo había dejado en claro desde un principio, se podría decir que hasta se lo había advertido pero Bill en ese momento no creyó que sería algo tan difícil de hacer o más, bien, no creyó que el daño que podía causarse a él mismo sería… mortal.

Toda aquella energía que sentía recorrer en su alma no le era suficiente: se sentía vacío aun y cuando prácticamente, lo empezaba a tener todo. Algo no estaba bien consigo mismo: se sentía pesado, cansado, destruido y poderoso a la vez. Aquellos sentimientos lo asfixiaban, era mucho para él y en ocasiones ni siquiera se podía poner de pie: su alma se corrompía cada vez más que ya ni siquiera él era capaz de hacer que los sentimientos de odio y rencor se detuvieran. Ahora, éstos se habían convertido en una parte vital para su existir.

Al parecer, el rompimiento con el lazo de su gemelo había sido la gota que derramó el vaso. Fue ahí cuando todo se fue a la mierda. Y fue cuando comprendió las palabras de Sam: “Ya no habrá vuelta atrás”.

—Es por eso —apretó sus puños— que debo seguir con mis planes. Tal y como los idee en mi cabeza. Y tal vez… cuando todo termine…

A lo lejos, pudo divisar una imagen de Tom y Kimberly. Su gemelo la abrazaba mientras la chica le sonreía con el girasol entre sus manos.

—Tal vez… llegue a encontrar la verdadera paz, tal y como ustedes lo hicieron.

Al terminar aquel deseo, el alma de Bill volvió a ser de color gris y llegó a la conclusión de que ya no tendría salvación.

Está bien, no se quejaba. Después de todo, el mismo se metió a ese infierno teniendo en cuenta las consecuencias. Lo único que lo animaba es que no se iría solo: arrastraría a Sam tal y como él lo arrastró para concluir con sus planes.

Sí. Siempre supo que las intenciones del rubio era usarlo para concluir con la vida del Dr. Baecker. Sonrió. Un acompañante más hacia la tierra del sufrimiento… no estaba mal, nada mal.


«Tom —su sonrisa se desvaneció al pensar en su gemelo y nuevamente, un gesto de melancolía invadió su rostro—. No importa lo que me pase, mientras logre salvarte a ti, yo estaré bien. Lo prometo.»




—El girasol no durará para siempre —murmuró Kimy entristecida mirando como Kim la ponía sobre el escritorio. La pequeña niña soltó sus manitas de éste para mirar a la mayor—. Es una lástima que comenzara a nevar —admitió—. Si no fuera por eso, hubieras podido traer más para adornar la habitación —reprochó molesta por el mal tiempo de afuera.

Kimberly sonrió.

—No importa.

Fue lo único que dijo alejándose de ahí para ir y sentarse en la orilla de su cama.

—¿No importa? —repitió confundida y volvió a mirar el girasol. Era tan hermoso para que muriera e importante para ella que llegó a molestarse pensando en que Kimberly le daba igual el estar a su cuidado.

—Kimy, tu sabes… ¿por qué nos gustan tanto los girasoles? —aquella pregunta tomó a la menor por sorpresa haciendo que detuviera su manita y se borraran las intenciones de acariciar esos radianes pétalos amarillos.

Volteó a verla: Kimberly tenía abrazadas sus rodillas y lo único que podía ver eran sus ojos que se encontraban perdidos en un punto vacío del piso. Los hombros de la menor se encogieron y miró de reojo el escritorio.

—No lo sé —respondió evitando mirarla—. Pero no puedo evitar que me llamen tanto la atención.

—Ya veo —soltó aferrándose más a sus piernas—. Tengo la afición hacia ellas desde que era niña, interesante.

La niña la miró de golpe temiendo a que recordara algo que le opacara la noche pero, la mirada perdida y vacía de Kimberly le hizo entender que no había nada en su cabeza, aunque eso no significaba que no hacía el esfuerzo para recordarlo.

—¿Kim? —la llamó insegura.

—Estoy bien —respondió en el acto y alzó su cabeza dejándole ver que se encontraba feliz—. No me martirizaré tratando de recordar el pasado —le confesó mirando sobre el hombro de Kimy el pequeño girasol.

Aun así… era algo inquietante que no recuerde nada de su niñez; ya había olvidado la cara de sus padres y a veces sentía que ni siquiera los tenía. Parecía que esa etapa era un sueño, uno lejano e inexistente, de esos que olvidas con facilidad porque no tienen importancia.

Lo único que no podía olvidar, era los encuentros que había tenido con Sam y que gracia a él, estaba internada en ese nosocomio. Aun así, los detalles de ese día también eran confusos… ¿por qué?

«Kimberly, detente… por favor», suplicó la pequeña al notar como la chica fruncía constantemente su ceño. Estaba pensando, demasiado y ella sabía más que nadie que no podía hacer eso. Su mente era frágil, así como su cuerpo.

—¿Hm?

Todo enmudeció al escuchar que la puerta de la habitación se abría. Kimy desapareció de la vista de su otro yo y la mente de Kimberly se calmó.

Tom había llegado.

—No tengo nada que prestarte para que pongas tu flor —le dijo con una mueca al ver el girasol sobre el escritorio.

Kimberly sonrió.

—No importa —dijo una vez más—. Después de todo, morirá tarde o temprano. No sobrevivirá el invierno tanto tiempo pero… —hizo una pequeña pausa—, me siento afortunada al encontrarla viva cuando todas las demás ya se habían ido.

Sintió que aquel girasol la estaba esperando y ahora que se encontraba en sus manos, podía marcharse tranquilo cuando éste lo quisiera.

—Gracias.

Aquella palabra rompió el silencio que se había formado. Tom, atónito, miró a Kimberly creyendo que lo que había escuchado provenía de ella: había sido lejano y confuso que pudo jurar que había sido una ligera corriente de aire.

No, no había sido ella. Todo fue su imaginación: la chica estaba absorta en sus pensamientos mirando su girasol. Al parecer, todavía no asimilaba que lo que había pasado fue real: ella estuvo afuera, jugando con la nieve, interactuando con el exterior después de quien sabe cuántos años. Estuvo afuera intercambiando emociones, permitiéndole que le abrasase. Afuera, fue cuando confirmó que David miraba a Kimberly como una hija y descubrió que ella le correspondía: David era como su padre. Lo trataba con respeto y él a ella con cariño. La paciente, hasta llegó a intercambiar palabras con el guardia Listing, pareciendo unos momentos, que jugaba con él.

Kimberly en ese momento, había vuelto a nacer.

Kimy, quien se encontraba en una esquina, detrás de Tom, sonreía. Estaba feliz porque Kimberly lo estaba y todo se lo debía a Tom. Por eso, se lo agradecía. Se lo agradecía demasiado.


«Solo importa el presente —señaló dejando de ver su flor para mirar a su guardia—. Y lo que viva en ese instante… junto a él.»




Demasiados televisores y todos, mandaban imágenes de las diferentes zonas del hospital. ¿Cuál era el problema? Que ese no era la sala de seguridad del recinto.

—Jost, Jost, Jost —canturreaba el nombre del Doctor al tiempo que subía sus pies a la mesa y se acomodaba en su silla de cuero. Por último, suspiro—. Con que… te crees superior a mí, ¿eh?

La sala se llenó de una sonora carcajada y del rechinido de una silla.

—¡Imbécil! —gruñó furioso bajando los pies para golpear fuertemente la mesa con su puño—. ¿Quién te crees para desobedéceme? No eres nadie, ¡nadie! —sus pupilas estaban dilatadas y podía sentir como cada músculo de su cuerpo se tensaba.

Jost lo había desafiado, Jost se atrevió a burlarse de él, Jost… se creía dueño de ella. Pero no, no era así, ella no era suya. ¡Era de él, de él y de nadie más!

Ella le pertenecía, así como todos los pacientes de ese hospital. Eran suyos, solo suyos. Eran de su propiedad y como tal, podía hacer lo que deseaba con ellos. Después de todo, eran simples conejillos de indias, solo eso.

Pero Kimberly… era su pertenencia más sagrada.

Su cabeza era una obra de arte: tan confusa y destruida. Pero sobretodo, complicada. Sabía que la debía tener, lo supo desde que el padre lo contactó para ayudarle en su tratamiento. Aquella niña sería su camino hacia el éxito.

Aun así, la muy maldita era difícil, ni siquiera él podía con ella. Era tan evasiva y cuando se proponía a encerrarse en su propio mundo, era casi imposible traerla a la realidad. Pero… los años han pasado y tenerla encerrada bajo su custodia tanto tiempo ha traído frutos: por fin aprendió como manejarla. Se ganó su confianza y eso… la convirtió en presa fácil.

Está preparado. Sí. Después de varias prácticas con diferentes pacientes, después de tratar diferentes trastornos y casi llegar a una cura a todos éstos, está listo para tratar con ella, su mayor reto. Había llegado el momento de resolver el misterio del cerebro humano.

Había llegado su momento para convertirse en un casi Dios. Aquella meta que su padre tanto anhelaba pero que no logró cumplir pero él, su sucesor, que lo tenía todo: investigaciones, avances tecnológicos, equipo. Él, iba a poner su nombre y el de su amado padre en un pedestal porque sus esfuerzos no serán en vano, de eso estaba seguro y Kimberly, le ayudaría. Después de todo…

—Para eso fuiste traído al mundo.

Sonrió. Mataría a dos pájaros de un tiro: sabía muy bien que el Dr. Jost miraba con ojos paternales a la paciente y que por ende, se había creado un lazo especial entre los dos. Eso era más que excelente.

—Te atreviste a desafiarme, ahora, enfréntate a las consecuencias: te arrebataré lo que más amas Jost y ahora, seré yo el que me burle de ti —escupió furioso al Jost que se mostraba en los televisores pero… hubo una persona más que le llamó la atención, un guardia, uno que se le hacía extravagante por las rastas que no se atrevió a cortar a un teniendo un trabajo digno.

Ese guardia que tenía un extraño acercamiento hacia la paciente. La trataba como si fuesen cercanos aun así, el trato era diferente que el de un amigo o el de un padre, era más bien algo… emocional.

—Interesante. Muy, muy interesante.

Ahora, las pantallas tenían en mira al guardia de rastas brindándole al Dr. Baecker, un nuevo plan que incluía al cómplice de Jost.

Nota final: Ya vienen los capítulos que amo hacer e___________e los de mucho sufrimiento y dolor e_e me siento experta en esas partes juju e________e kfjsdkjfdsfg me iré con mi maldad e__e hahaha espero y les haya gustado este cap lectoras :'3 no saben lo que se viene e_e xd chao!! 

1 comentario:

  1. Me encantaaa cuando Tom y Kim estan juntos *.*
    Maldito Baecker >.< espero q no se salga con la suya..!! No seas mala Arly no me hagas sufrir ni hagas sufrir a Tom y Kimberly yaa??
    Amo tu fic.. La amooo te juro q me emociono cundo veo que publicas :P
    Siguelaa prontoo.. Si el tiempo ahora pasa my rapido xD
    bye cuidate :D

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