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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

11 dic 2010

Cap. 19 Familia 'perfecta'

Debany no dijo nada después de eso.

Llegaron al departamento, la chica daba vueltas como loca, estaba muy preocupada
-Debany tranquila son sus padres no le van hacer nada. –Trataba de calmarla
-No, algo anda mal, lo sé ¡Eso no es normal!
-¡Ya Debany! –El gritó ocasionó que la chica se detuviera de golpe- Mira, ve a bañarte, eso te va a calmar.
-Pero… pero…
-¡Hazlo! –Le ordeno. Debany solo se encogió de hombros e hizo lo que le pidió.
Cuando Alberto se quedo solo lo único que hizo fue sentarse en el sillón tratando de analizar la situación.
-Son sus padres ¿por qué se preocupa? –Es lo que no le encontraba sentido. Se desconcentró al escuchar su celular sonar.
Conversación telefónica
-¿Diga?
-¡Primito! ¿Cómo estás?
-Annkatrin –Murmuró anonado-… perdóname pero ahorita no puedo hablar –Dijo asustado mientras rogaba que Debany no lo descubriera.
-¿Por qué? ¿Pasa algo? –Preguntó preocupada.
-No, solo que… voy de salida.
-¡Entonces puedes esperar! Es que necesito pasar algo que paso anoche ¡Fue lo mejor! Hubieras estado ahí –Alberto frunció el ceño al escucharla burlarse.
-Lo siento ‘primita’ ahora no puedo escucharte
Fin de la conversación telefónica





Bill abrió todos los cajones de la habitación. No había nada. Todas sus cosas se las había llevado.
Él, solamente se quedo viendo uno de los cajones sin decir ninguna palabra mientras que las lágrimas comenzaban recorrer sus mejillas. Tom subió hasta donde estaba su gemelo, se detuvo en la puerta al verlo llorar.
-Tal vez ese sea tu destino… ¡pero el mío no! –Se fue de ahí sin cruzar otra palabra con su hermano y se encerró en su habitación.
El guitarrista golpeó fuertemente el marco de la puerta y llenó de furia, también se fue a encerrar a su habitación.
-¿¡Qué rayos quiere el destino que hagamos?! ¿¡Qué!?





El hombre y Marcela bajaron del carro y entraron a un hotel que ella no conocía pero se veía que era lujoso.
Al entrar todo la gente los vio extraño, tomaron el elevador y subieron al último piso. Ella empezó a temblar de los nervios, no sabía que esperar de sus “fabulosos” padres.
El elevador se abrió y Marcela quedo inmóvil. El hombre salió primero y al ver que ella no lo siguió, volteo a verla molesto.
-¿Qué esperas? –Preguntó ladeando la cabeza- ¡Sal de ahí! -–Ella seguía inmóvil mirando hacia la nada- ¡Oh por favor! –bufó cansado.
Se acercó a ella y la agarro del brazo para sacarla del elevador. Marcela dio un gesto de dolor ya que la había lastimado. El hombre pudo notar eso.
- ¡Y todavía no sabes lo que te espera! –Dijo sarcástico. Marcela al fin había logrado reaccionar.
-¿Un abrazo amoroso de mis padres? –Preguntó irónica
-Bromea ahorita, porque cuando entres a ese cuarto se te borrará esa felicidad de tu rostro ¡Niña malcriada! –El corazón de la chica casi se le salía del pecho, los nervios la estaban matando- Aquí esta su hija.
Marcela se movió para que el hombre la soltara, se acomodo la blusa y puso la cabeza en alto, demostrándoles que ella no les tenía miedo.
En la habitación se encontraba un señor. Ya se veía mayor, alto, tenía un traje negro y unas que otras canas se le notaban de esa cabellera obscura, traía una copa de vino al igual que una mujer, guapa, que se le veía un poco más joven, tal vez cuidaba de su persona, traía un vestido blanco hasta las rodillas, con tacones del mismo color, su pelo castaño cubría toda su espalda.
- Rocío… Héctor ¿Como les va? –Preguntó esbozando una sonrisa.
-No has cambiado en nada. –Admitió Rocío dejando la copa en una mesa- sigues con tu actitud de rebeldía.
-No es rebeldía, es que… ¿Cómo llamarlos?… Porque “padres” no se lo merecen.
-Y tú no te mereces que te digamos hija –Contraataco Héctor- Pero no queremos hablar de eso ¿o sí? --No. Ahora, quiero saber ¿Porque tenían tanta urgencia de verme?
-Cuando decidiste dejarnos, te llevaste algo contigo, algo muy importante para nosotros –Dijo su madre
-¿El amor de su hija? –Preguntó cruzando sus brazos y levantando una ceja.
-No…
-Dinero –Exclamó su padre- ¡te llevaste nuestro dinero! –Marcela no pudo evitar soltar una carcajada. Sus padres voltearon a verse confundidos.
-¡Hay perdón! No lo pude evitar ¿Han llorado todos estos años por ese dinero? Por dios se ve que no han cambiado nada.
-Pues ese dinero niña estúpida, eran las ganancias de nuestra compañía, casi vamos a la bancarrota por tu culpa –Dijo Héctor entre dientes, solo recordar eso se le hervía la sangre de coraje.
-¡Ups! Qué desconsiderada soy –Dijo burlándose- pero bueno, ¿se han recuperado o no?
-No del todo… necesitamos ese dinero –Hablo Rocío dándole un sorbo a su copa de vino.
-¿Y para qué? –Preguntó frunciendo el ceño- ¿pueden ganar más o no?
-No lo vas a entender y no tenemos tiempo de explicártelo –Exclamó fastidiada Rocío- Desde que te fuiste hemos contratado detectives privados para buscarte ¡por todo el maldito mundo!
-¿Eran ustedes? –Preguntó sorprendida.


Flash back
Narra Marcela:Algo raro, desde que salí de la casa tenía la sensación de que alguien me seguía. No quise voltear hacia atrás, solo… trate de caminar más rápido. No corrí, no quise llamar la atención, solo sentía a esa persona acercarse cada vez más a mí ¡Dios! ¿Por qué el auto esta tan lejos?
¡Al fin llegué! Bill le quitó el seguro a la puerta trasera desde el auto y antes de que el bajará para ayudarme, las maletas ya estaban dentro.
Subí al auto y traté de tranquilizarme, Bill solo me vio anonado desde afuera.
Termina flash back



-¡Pues si! ¿Quién pensabas que era? –Preguntó irónico Héctor.
-Un gran amigo mío –Respondió entre dientes.
-¿Qué dijiste? –Le reto su madre.
-Nada.
-¿Trajiste el dinero? –Le preguntó Héctor a su empleado.
-Sí, aquí esta –Respondió señalando la maleta- iba a huir con el nuevamente y se encontraba una amiga con ella
-¿Ibas a huir? –Gritó su madre- ¿¡Y con nuestro dinero?!
-Si –Le respondió con una sonrisa- Al fin me iba a servir de algo –Termino de decir mirando un punto fijo de la habitación.
-¿Sabes en el problema que te habías metido? –Preguntó su padre sorprendido- Te pudimos haber denunciado por hurto, pero no lo hicimos… después de todo, eres nuestra hija –Dijo esa palabra con asco.
-Y después de todo… ustedes son mis padres –Le regreso el comentario.
-Ahora que ya tenemos el dinero, ¿Nos podemos ir de aquí? –Preguntó Rocío abrazando a su esposo.
-Si, Marcela…
-No te preocupes –Lo interrumpió- Yo ya me voy.
-No, ¡Tú te vas con nosotros!
-¡¿Qué?! –Exclamó boquiabierta y rápidamente frunció el ceño.
-Nos vamos a España hoy mismo –Informó su queridísima madre.
-Pero… pero… ¡No! –Dijo molesta- Ya tienen el dinero, ya no me necesitan.
-No te estamos preguntando ¡Es una orden!
-¿Pero porque mierda quieren que vaya?
-¡Hey! Cuida tus modales –Le regaño- La prensa se ha enterado de que tenemos una hija y aunque nadie quiera, te tenemos que llevar. No podemos dejar que la gente tome una mala apariencia sobre nosotros –Dijo anonada.
Marcela sonrió para sus adentro, una gran idea invadió su mente.
-Que gran oportunidad, aunque sea con mis padres –Pensó- Está bien, iré con ustedes… pero con una condición –Dijo victoriosa.




Continuara***

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