-

-
Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

12 dic 2010

Cap.20 Adiós a la parejita del siglo

-¿Condición? –Soltó sorprendido Héctor- ¡¿Condición?! Después de todo lo que nos hiciste ¿todavía pones condiciones? –Dijo molesto.
-Bueno, si quieren que vaya a España con ustedes tienen que cumplir con mis condiciones –Amenazó Marcela.
-¿Y qué es lo que quieres? –Bufó su padre sin más.
-Dos amigos míos vendrán con nosotros.
-¡¿Qué?! ¡¿Estás loca?! No, no acepto esa condición.
-Okey, entonces no iré con ustedes y a ver cómo le explican a la prensa española que su hija los dejó por ser unos ¡padres egoístas! –Expresó cruzándose de brazos. Rocío soltó un pesado suspiro. La imagen de ellos valía más que el amor de su hija.
-Esta bien, ellos vendrán con nosotros –Musitó.
-Perfecto –Dijo victoriosa y caminó hacia el escritorio.
-¿Algo más? –Preguntó su madre conteniendo la rabia.
-Por el momento no -Al decir eso, sus padres se dedicaron a darle un sorbo a su vino- pero tal vez cuando estemos en España se me ocurrirán más cosas, no se preocupen –Dijo dando una sonrisa. Los dos adultos bajaron sus copas inconformes, sabían que tenían que aguantar eso y más si querían seguir conservando su imagen.
Marcela terminó de anotar la dirección del departamento de Alberto, arrancó la pequeña hoja y se acercó a entregársela a su padre.
-Pasaremos por ellos, no hay necesidad de que te vayas –Dijo doblando la pequeña hoja.
-Para mí si lo hay –Le respondió caminando hacia la puerta.
-Nuestro chofer te llevará –Habló Rocío.
-Prefiero tomar un taxi.
-Sabes… -Musitó su madre alzando de nuevo su copa-… tal vez el tiempo en el que estemos juntas nos ayude a reconfortar nuestra relación como madre e hija.
-Ni con todo el tiempo del mundo lograremos eso -Y al decir eso cerró la puerta saliendo de la habitación con la frente en alto.
Cada paso hacia el elevador, cada lágrima que se acumulaba en sus ojos. No era fácil estar frente a ellos. Todo lo que le dijeron la hirieron, aunque haya demostrado lo contrario.
Al subir el elevador, inmediatamente se recargó en la pared y trataba de contener el llanto.
-¿Por qué no son unos padres normales, que primero que nada son sus hijos y después el mundo? –Se lo preguntó con un nudo en la garganta.
Aún del hotel, salió con la frente en alto. Tomó un taxi y cuando se alejo lo suficiente, rompió en llanto.
El taxista pudo notar que ella lloraba, así que hacía comentarios graciosos para alegrar el ambiente. Marcela de vez en cuando se reía y limpiaba sus lágrimas.
-¿Usted tiene hijos? –Preguntó mientras evitaba que una lágrima rodeara su mejilla.
-Sí –Respondió asintiendo- Soy padre de dos hermosas niñas: Una de 13 y otra de 7
-¿Y qué es lo más importante en la relación con sus hijas?
-Amarlas y protegerlas… por siempre.
-Que suerte han de tener sus pequeñas, ellas si saben lo que es tener unos maravillosos padres.
El taxista se encogió de hombros y sonrió de medio lado.
-Gracias –Y después de ese comentario, todo el camino fue en silencio.









Fernanda e Ingrid se encontraban en la sala platicando de lo que había pasado. Kathia y Andreas habían salido para comprar el desayuno.
-Yo no quiero que se vayan –Confesó destrozada Fernanda.
-¿Y tú crees que yo sí? ¿Pero qué más podemos hacer? Ellas necesitan tomarse un tiempo, tienen que pensar en muchas cosas –Respondió dando una mueca.
-Sí, la verdad es que esta vez Tom si se paso.
-Pero no sé, la verdad se me hizo extraño.
-¿Si verdad? Es extraño y más si viene de Tom ¡¿Quién se lo iba a esperar!? –Dijo con sarcasmo. Ingrid frunció el ceño.
-No me refiero a eso, simplemente que… se le notaba que amaba a Debany, debió de haber pasado algo grave para que Tom reaccionará de esa manera.
-Pues si fue así, eso quiere decir que realmente Tom no la ama, hay muchas formas de arreglar conflictos entre parejas -La miró encarnando una ceja.
-Eso sí, bueno… ¡entonces no sé! Se me seco el cerebro –Bufó.
-Solo espero que Gustav y a Georg no se les salga decir que Debany y Marcela estuvieron aquí –Dijo preocupada.
-Tranquila, sabes que ellos no son capaces de decir eso, aunque están en una situación difícil, Tom y Bill son sus amigos.
-Si, pero ellos tuvieron la culpa, no debieron de…
Fernanda no pudo terminar de hablar ya que Kathia entró casi corriendo a la casa con un periódico en mano.
-¡Chicas, miren lo que encontré! –Exclamó extendiendo el periódico- ¡Miren, miren!
-Si dejaras de mover el periódico, pudiéramos verlo –Se quejó Ingrid.
-…Cierto… -Musitó reaccionando. Ingrid y Fernanda solo rotaron sus ojos.
-Bueno, lo que pasa es que en todos los periódicos publicaron la ruptura de Bill y Marcela y están todos en primera plana.
-¡Dame eso! –Gritó Fernanda arrebatándoselo.
En la portada decía: Adiós a la parejita del siglo, habían una foto de Bill y Marcela partida por la mitad y abajo la información gracias a los testigos del antro.
-A ver, préstamelo –Habló Ingrid. Le dio vuelta a la página y ahí se encontraba una foto de Tom y Debany de mala calidad de cuando discutían en el antro. Kathia y Fernanda se acercaron curiosas.
-¡Andreas! –Le llamó Kathia, el chico entró desconcertado y caminó para ver el periódico.
-Solo espero que ellos no lo vean –Confesó preocupado.
-Imposible… están en todos los periódicos.







Debany salió de bañarse y vio a Alberto aún sentado en el sillón. Se le veía nervioso y preocupado así que se sentó a un lado de él y empezó a acariciar su brazo.
-¿Qué tienes Alberto –Le preguntó preocupada- te noto extraño.
-¿Escuchaste hace un momento mi celular? –Preguntó recargándose en el respaldo del sofá.
-Sí –Respondió extrañada.
-Era mi prima –Le dijo bajando su mirada.
-¿Tu prima? ¿Le paso algo malo? –Preguntó desconcertada.
-No…
-¿Entonces por qué estas así? –No comprendía absolutamente nada.
-Porque ella… hizo algo, algo muy grave.
-¿Qué? –Alberto volteó a verla.
-Separó a una pareja que se amaba… por un capricho.
-Alberto… ¿A dónde quieres llegar con esto? –Preguntó con un nudo en la garganta. Él se puso de pie y avergonzado dijo:
-Mi prima es Annkatrin.

 
 
Continuara***

No hay comentarios.:

Publicar un comentario