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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

29 dic 2010

Cap. 35 Sangre inocente

Debany

Me has decepcionado madre. Empecé a llorar de coraje ¡¿Cómo pudiste hacer eso?! ¡¿Cómo?! ¡Era lo único que teníamos y a ti se te ocurre hacer esa estupidez! Todos en el maldito parque volteaban a verme, no estoy de humor para que me juzguen ahora. Fulminaba con la mirada a varias personas mientras que mis lágrimas recorrían mis mejillas y éstos volvían a voltearse.
Agarre la llave que colgaba en mi cuello con furia, no quería saber nada ¡Nada!
-¡Él tenía razón sobre ti! –Grite desgarrada. Estaba a punto de arrancarme este asqueroso collar cuando escuché que gritaba mi nombre- ¿Alberto? –Voltee a todos lados buscándolo hasta que vi que venía corriendo hacia mí. No quería que me viera así, rápido comencé limpiarme las lágrimas.
-¡Debany! –Corrió hacia mi contento, pero al verme su sonrisa abandonó su rostro- ¿Qué te pasó? –Me preguntó abrazándome. Creo que fue inútil aparentar que estaba bien, el era la única persona disponible para desahogarme en este momento.
-¡Me dijeron algo horrible! –Respondí rompiendo en llanto… Un momento, esto, esto yo… ¡Esta es mi primer pesadilla! Con que a eso se refería todo ¡Miguel está aquí! ¡Nos va a matar!
-¿Debany?
-Alberto… ¡Tenemos que irnos de aquí ya! –Le ordené con los ojos llorosos.
-Okey, pero deja me siento tantito ¿No? –Me respondió con una sonrisa- Es que el viaje fue muy cansado.
-No, ¡No hay tiempo para descansar! –Le dije alterada, no entendía- El vendrá y ¡Nos matará!
-¿Qué dices? –Me preguntó confundido.
-¡Vámonos ya! –Le grité exaltada.
-Debany ¡Cálmate! –Me suplicó tomándome de los hombros- A ver explícame ¿Qué sucede? ¿Quién nos va a matar?
-Por favor, hay que irnos –Murmuré ya que un sollozo me impidió hablar.
-¡Debany! –Escuché que gritaban mi nombre ¿Y si no quieren matar a Alberto sino a Marcela?
-¡Marce! –Le gritó feliz Alberto.
-Alberto ¿Qué haces aquí?
-Al fin pude salirme de ese trabajo.
-¡Dios ¿¡Qué no entienden?! –Les grité alterada. Los dos voltearon a verme- ¡Tenemos que irnos ya! Miguel va a venir y…
-¿Miguel? –Me preguntó Marcela- ¿Viste a Miguel?
-¡No! –Le respondí desesperada- Lo soñé ¡Mi sueño se va a cumplir, nos matará!









Los chicos se estaban preparando para el gran concierto final en el continente Europeo. Gustav escuchando música y fingiendo que toca una batería, y el ritual de Tom, Bill y Georg, reunirse antes de un concierto. Tom y Georg estaban tarareando Break away, pero Bill no. Él se sentía nervioso y angustiado y no paraba de caminar por todo el camerino, algo no lo dejaba a gusto.
-Bill ¿Te pasa algo hermano? –Preguntó Tom mientras se acomodaba en el incomodo sofá.
-Nervios –Le respondió moviendo su mano en señal de que ya no le preguntará nada.
-¿Por el concierto? –Le preguntó Georg- No te preocupes, va a salir bien.
-No –Respondió Bill extrañado- No es por el concierto, es por otra cosa, pero no se por cual –Dijo al fin deteniendo su paso para ver a sus amigos.







-Por dios Debany ¡No te entiendo nada! –Le confesó su amiga.
-¡Hay que irnos por favor! –Se los suplicó.
Alberto y Marcela solamente se veían confundidos. Mientras que en el otro lado de la calle uno de los cómplices de Miguel buscaba a Marcela, al fin la tenía en la mira pero cuando iba hacerlo Alberto se atravesó impidiéndole el paso a la bala.
-Mierda –Susurró molesto- Quítate de ahí muchacho idiota –Dijo entre dientes.
-Está bien Deb, ya nos vamos –Al escuchar esas palabras, Debany, dio un suspiro de alivio. Alberto agarró sus maletas y comenzaron a alejarse.
-Bye, bye Marcela –Dijo al fin con una sonrisa y sin pensarlo dos veces… disparó.
-¡Esperen! –Les llamó Alberto- Se me olvidó una maleta. Al girarse pudo ver esa bala dirigiéndose hacia su amiga Marcela- ¡Cuidado!









Los gritos abrumadores de las fans estaban a todo lo que da. Tokio Hotel ya iba a salir al escenario
-¿Ya estás bien Bill? –Preguntó Tom agarrando el hombro de su hermano. Éste, asintió con la cabeza.
-Un poco -Ya todo estaba listo, solamente faltaba Bill para subir al escenario- Tal vez, si era por el concierto -Pensó dando un suspiro. Y cuando todo estaba más claro, subió al escenario con Ready, set, go!.







Se escuchó un sonido abrumador, al fin había disparado
-¡No! –Lloró Debany. La bala al fin había atravesado el cuerpo aunque él, no era el blanco. Alberto cayó rebotando en el piso-¡Alberto! –Lo llamó desesperada.
Marcela estaba en el piso aturdida, no podía reaccionar, todo fue muy rápido para ella. Debany, se dejó caer de rodillas a lado del cuerpo de Alberto. Agarró su mano y empezó a acariciar su cara, él, empezaba a sudar y a temblar completamente, Debany lloraba.
- Alberto por favor ¡resiste! Por favor ¡yo se que eres fuerte! –Muchas personas se pusieron alrededor de ellos y unas cuantas le marcaron a las ambulancias.
-De…Debany… -Soltó aire y fue cerrando sus ojos.
-¿Alberto? –Preguntó anonada- ¡Mírame! ¡Mírame Alberto! -Le ordenó tomando su rostro, él abrió lentamente sus ojos.
Marcela pudo tranquilizarse así que se levantó y se acercó con ellos. Alberto dio una pequeña sonrisa y agarro fuerzas para hablar:
-Él… ¿él es el amor… de tu vida? –Debany con los ojos llorosos, asintió.
-Perdóname –Le suplicó avergonzada.
-No te preo-preocupes.
-Alberto, se fuerte, ya vienen las ambulancias ¡No me puedes dejar así! A los dos nos falta todavía mucho que recorrer y lo haremos juntos así que por favor ¡resiste! –El negó con la cabeza. Debany lloraba cada vez más y más haciendo que respirar para ella fuera muy complicado.
-Quiero…quiero escuchar que me quieres –Le pidió en susurró.
-¡Te quiero! ¡Te quiero demasiado! –Gritó aferrándose a él.
-…Gracias –La mano de él fue resbalando de la de Debany. Ladeó su cabeza y después de eso no hubo movimiento alguno de él.
-¿Alberto? –Lo llamó asustada- Alberto abre los ojos ¡Por favor! –No, nada- ¡Alberto!
-¿¡Donde está la maldita ambulancia?! –Preguntó desesperada Marcela.
-¡Ya viene en camino! –Le respondió una señora.
En efecto, ya venía la ambulancia, se escuchaba las sirenas. Rápidamente bajaron los paramédicos con la camilla y se aproximaron hasta donde estaban las dos amigas y el cuerpo ya sin vida de Alberto. Debany seguía a un lado de él, tenía agarradas sus manos mientras rompía en llanto. Marcela también empezó a llorar. Uno de los paramédicos levantó a Marcela y después intento hacer lo mismo con Debany.
-Señorita, venga conmigo –Le pidió el paramédico tomándola de su hombro.
-No…
-Por favor señorita ¡Necesito que venga conmigo! –Le volvió a pedir.
-¡No! ¡No! ¡No! –Le respondió abrazando el cuerpo de Alberto.
-Deb… Por favor, suéltalo –Le rogó Marcela tomándola del brazo, comenzó a jalarla para que lo soltará. Debany, ya no tenía fuerzas- Deb ya no podemos hacer nada –Le dijo con la voz quebrada.
Debany se levantó y rápidamente abrazo a Marcela. Las dos veían a los paramédicos cubrir el cuerpo de Alberto y después como lo subían a la camilla. Debany se sintió destrozada jamás pensó que ese sueño se iba a cumplir, tuvo la idea que era una advertencia, pero nunca hizo caso.
-¿Ustedes son sus familiares? –Ante la pregunta, negaron.
-Somos sus amigas –Le respondió Marcela abrazando a Debany.
-Vengan conmigo.
Las subieron a otras ambulancias y las empezaron a atender. Las dos tenían la presión alta. Las llevaron al hospital donde iban hacerle la autopsia a Alberto, estaban en la sala de espera ya con el pulso normal, pero las dos seguían asustadas, más Marcela, esa bala era para ella. Si Alberto no lo hubiera salvado ella estuviera en su lugar, solamente con imaginarse eso le daban escalofríos y otra cosa más importante ella se sentía culpable: si él no la hubiera salvado estuviera todavía vivo a él no le correspondía morir todavía no. Debany se sentía horrible, él había muerto en sus brazos y no pudo hacer nada, uno de sus mejores amigos ya no estaba con ella. Miraba sus manos, en ellas había sangre, las cerró lentamente y empezó a llorar en silencio, mientras veía ida el piso del hospital.
-¿Dónde está? ¿Qué le hicieron? ¿¡Qué le hicieron?! –Preguntó rompiendo en llanto.
Las dos se estremecieron ante el grito de esa chica. Marcela volteó a verla, pero Debany no, aun conociendo la voz no se molesto en verla a la cara, ella seguía ida viendo el piso.
-¡Respóndame! ¿¡Qué le hicieron a mi primo?! –Volvió a preguntar desesperada.
-Él… -Musitó Marcela cerrando sus ojos-… él.
-¿Él qué? –Preguntó asustada- ¡Dime!
-Él me salvo y, ahora, por mi culpa está… está muerto –Le respondió volviendo a llorar y volteó a verla- Annkatrin ¡Alberto esta muerto! -Le gritó sollozando.
-¿¡Qué?! ¡No es cierto! ¡Estás mintiendo! –Le gritó caminando hacia ella.
-¡Eso quisiera! –Le respondió de la misma manera- ¡Quisiera que todo esto fuese mentira!
Annkatrin volteó a ver a Debany y caminó hacia donde estaba con furia y le da una cachetada y eso causó que le dejara la mejilla roja.
Debany había reaccionado y la miró a los ojos. Las dos, tenían sus ojos hinchados, rojos y cansados de tanto llorar.
-Tú eres la culpable –Se lo restregó con odio- Si mi primo no hubiera estado enamorado de ti, sí él jamás te hubiera conocido ¡El aún seguiría aquí! –Levantó su mano para darle otro golpe, pero esta vez, Marcela la detuvo.

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