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Tercera novela. (Fandom: Tokio Hotel/ HIATUS)

29 dic 2010

Cap. 36 Adiós amigo.

-Debany no tiene la culpa de nada ¡Así que déjala en paz! –Le aclaró soltando su mano bruscamente.

-Alberto… perdóname, perdóname –Decía murmurando, estaba completamente ida.
-¿Debany? –La llamó su amiga desconcertada, ella no respondió- ¡Ves lo que causas! –Le gritó a Annkatrin.
-¿Yo? –Preguntó irónica- ¡Miren lo que causaron ustedes dos!
La pelea iba en aumento: Annkatrin y Marcela gritando y Debany totalmente ida. Una enfermera se acercó y las cayó a las dos, les dijo que si no guardaban silencio que las iban a sacar del hospital. Marcela se sentó a un lado de Debany y la abrazó mientras que, Annkatrin, se sentó al otro lado de la sala y después de varias horas salió el doctor.
-Los familiares del joven Alberto Rutherford –Rápidamente las 3 chicas se levantaron y se dijeron con el Doctor- ¿Son las 3 familiares?
-¡No! –Respondió Annkatrin- Solamente yo, soy su prima.
-Nosotras somos… éramos –Se corrigió Marcela- Amigas de él
-¿Amigas? ¡¿Amigas? –Annkatrin estaba fuera de control ¡Ustedes no son amigas de mi primo!
-Por favor ¡Cálmense! Que esto es un hospital ¡No un mercado! –Aclaró poniendo sus manos en su espalda- la autopsia nos revelo que murió porque la bala atravesó una arteria del corazón ¿El joven estaba en malos pasos? –Preguntó seriamente. Las 3 negaron con la cabeza.
-El era el hombre más bueno que hemos conocido –Respondió Debany, Marcela la abrazó.
-Lo siento mucho –Dijo el doctor- Ante el cuerpo, ya pueden reclamarlo –Avisó viendo a Annkatrin. Ella asintió- Venga por aquí señorita.
-Es mejor irnos –Sugirió Marcela.
-¡No! Necesito saber done lo van a enterrar quiero… quiero darle el último adiós –Respondió encogiéndose de hombros.
-Está bien, la esperaremos.












-¡¿Fallaste?! –Preguntó anonado- ¿¡Cómo que fallaste?!.... Eres un incompetente ¡Un bueno para nada! –Estaba completamente molesto- Mas te vale, porque si no ¡Yo mismo te matare! –Y al decir eso, colgó. Volteó a ver a Ernesto y frunció el ceño- Son unos inútiles ¡No saben hacer nada bien!
-¿Y ahora que vas hacer? –Preguntó curioso.
-Debany ya se enteró de la herencia, debe de estar decepcionada por parte de su madre y creo que el idiota que asesinaron era un amigo de ella, entonces, está destrozada.
-¿Y? –Preguntó tratando de encontrar la respuesta.
-Y…creo que es hora de una pequeña reunión familiar.
-¿Qué pasará con Marcela y los gemelos?
-De eso, mi querido amigo, te encargas tú –Le respondió palmeando su espalda, después de ese acto, lo dejó solo en la habitación.
-Que me perdonen todas las estúpidas que adoran a esos homosexuales –Se dijo a sí mismo con una sonrisa.









-Annkatrin, ¡Espera! –Suplicó Debany.
-¿Qué quieres? –Preguntó triste, estaba cansada.
-Yo… quiero saber, donde le darán el último adiós a Alberto –Le respondió bajando la mirada
-Creo, creo que es lo menos que puedo hacer por arruinar tu relación con Tom –Confesó con la voz quebrada- Alberto me dijo que luchara por lo que quería, pero creo que no se refería eso, ahorita debe estar muy decepcionado de mi –Rompió en llanto- Él... era como mi hermano Debany, era lo único que tenía –Debany abrazó a Annkatrin y está hundió su cabeza en el hombro de ella llorando aún más fuerte.
-Alberto nos ayudó en tantas cosas... ahora nos va ayudar desde arriba –Aseguró.
-Si, siempre será un ángel –Le dijo separándose- Te voy a anotar la dirección –Sacando una libretita y una pluma de su bolso, cuando terminó arrancó la hoja y se la entrego a Debany.
-Gracias –Dio media vuelta pero no pudo caminar.
-Debany.... –Ella volteó el rostro ante el llamado de Annkatrin- perdón por... meterme en tu relación con Tom.
-No puedo perdonarte por eso. –Se va.
Annkatrin asintió con la cabeza como símbolo de comprensión dio un suspiro y también dio media vuelta para salir del hospital por otra puerta.
Las dos amigas tomaron otro taxi y se dirigieron a la casa de sus novios. Una nube gris se puso arriba de ellas y comenzó a caer una ligera lluvia, Debany dio una pequeña sonrisa.
-Sabes marce... dicen que cuando una persona muere y empieza a llover significa que se va directo al cielo.
Llegaron a la casa y terminó de llover, simplemente era una nube. Entraron y las dos se sentaron en el sillón sin decir ninguna palabra, solamente se escuchaba el tic-tac del reloj que estaba colgado en el comedor.
-¿Te dio la dirección? –Su amiga asintió.
-Es donde enterraron a mis padres –Le respondió con un nudo en la garganta.
-Que chiquito es el mundo –Le dijo sorprendida.
-Si, lo sé. Debany cerró sus manos en forma de puño y golpeó sus rodillas.
-¿Qué tienes Deb? -Preguntó asustada.
-Miguel, me las va a pagar todas ¡todas! Te quiso matar a ti, enveneno la cabeza de mis padres, me hizo sufrir tantos años ¡Mató a mi mejor amigo! Y si le intenta hacer algo a Tom yo… yo ¡Agh! Te juro que…
-¿Lo matarás? –Preguntó interrumpiéndola- Aunque él nos haya hecho mucho daño, eso sería peor para ti que para él. Tarde o temprano el destino le hará pagar –Debany se recostó en el sillón usando las piernas de Marcela como almohada, ella empezó a acariciar su cabello.
-Marcela... también soñé que Miguel mataba a Tom... si se cumplió mi primera pesadilla se cumplirá la segunda. –Le dijo tragando saliva con dificultad
-No. Eso no pasará, te lo prometo, esta vez... estaremos alertas ¿okey?
-No quiero que les pase nada a ustedes, son lo único que me queda –Dijo como si Marcela no hubiera comentado nada- mi miedo es estar sola –Volviendo a llorar.
-Shh, no vas a estar sola, nunca lo estarás –Le aseguró su amiga.
Debany de tanto llorar se quedo dormida, fueron tantas cosas en un día. Marcela trato también de dormirse, pero aún estaba asustada de lo que había pasado en el parque. Miguel no va a descansar hasta verla muerta, de eso estaba muy segura, pero aún estando su vida en peligro no va a dejar a su amiga-hermana sola.
Ya había amanecido, el velorio de Alberto ya había empezado, pero Debany quería estar sola con él. Se despertó se metió a bañar y se cambió, se fue súper sencilla y se recogió el cabello haciéndose una coleta.
-Quiero ir contigo –Le dijo Marcela.
-No, tengo que ir yo sola.
-Pero Debany necesito... ¡Necesito darle las gracias!
-Marcela ¿Qué no entiendes? –Preguntó aventando el peine- Nos están espiando ¡Tenías razón! Si sales trataran de volver a matarte y ¡no quiero eso!
-¡¿Y crees que no intentaran lo mismo contigo?! –Preguntó irónica.
-No, miguel me necesita viva ¿para qué? no lo sé pero estoy segura de eso.
-¿Qué le digo a Tom cuando regrese? –Le preguntó vencida.
-… Nada. -Salió de la habitación dejando sola a Marcela con las palabras en la boca.
Cuando salió de la casa trato de ubicar un carro sospechoso, pero no, todo estaba en calma, pero no bajo la guardia siguió buscando a los cómplices de Miguel o hasta el mismo.
Subió a un taxi y se dirigió al panteón. Cuando llegó ya todos sus familiares se estaban retirando, a lo lejos trato de ubicar a los padres de Alberto pero no los vio por ningún lado, a la única que vio fue a Annkatrin, estaba muy mal, tan destrozada…
Debany caminó hasta la tumba de su mejor amigo. Cada vez que se acercaba agarraba aire para no llorar, pero eso era imposible, aun estando enfrente de la tumba no se daba la idea que su mejor amigo se había ido de este mundo, todo fue muy rápido.
Se sentó apoyándose de sus rodillas, abrazó y empezó a llorar, su corazón, su mente y su alma estaban completamente destruidos.
-Alberto… vuelve –Le pidió entre sollozos- ¡Vuelve! –Comenzaba a llorar de nuevo, pero no había rayos ni truenos, solo lluvia. - Dios Alberto tenías tantas cosas que hacer aún. Tu todavía no podías abandonar este mundo ¿Qué paso con tu sueño de tener una familia?¿ De tener dos hijos un niño y una niña? ¿Qué pasó con la boda que tanto me presumías? ¿Cuándo decías que iba hacer más hermosa que la mía? ¿Qué pasó cuando también me decías que cuando lograrás ser un anciano ibas hacer un viejo corajudo y amargado? Solamente me decías eso para hacerme reír cuando estaba triste por problemas de mi casa... Alberto, todos tus sueños derrumbados por mi... ¡todo por mi! ¡Perdóname! Todo porque no te supe amar ¡Perdóname! –Casi se ahogaba con sus propias lágrimas, la lluvia era intensa al igual que sus penas, pero eso no lograba que Debany se fuera de ahí, quería seguir a lado de su amigo, estaba completamente empapada su ropa se le pegaba al cuerpo por todo el agua en ella.
–Siempre me cuidaste, cuando me caía en los parques siempre curabas mis heridas, cuando estaba triste tú me dabas abrazos para alegrarme... Alberto... –Cerró sus ojos mientras sentía las pequeñas gotas de lluvia caer sobre su rostro. De repente no sintió gota alguna, pero escuchaba que la lluvia seguía, eso la desconcertó. Abrió los ojos y ahí estaba su chico de rastas igual que ella, empapado, ya que su paraguas lo usaba para protegerla de la lluvia
-Tom... ¿Cómo supiste que estaba aquí? –Preguntó confundida.
-Marcela, y la dirección del panteón lo dejaste arriba del peinador–Al igual que ella se sentó apoyándose de sus rodillas y la abrazo fuertemente- amor... estoy contigo acuérdate, jamás te dejare sola ¿te cuido bien mientras estabas en España? –Preguntó con una sonrisa Debany también sonrió y con los ojos llorosos asintió con la cabeza, el volteó a ver a la lapida y dijo-: Gracias, enserio, gracias por no dejarla sola. -Él la miró y acaricio su rostro mojado y besó su frente- también me dijo Marcela que aquí estaban sepultados tus padres ¿los quieres visitar?
-No –Respondió cerrando sus ojos.
-¿No? ¿Segura?
-Sí. Quiero estar otro rato aquí... con Alberto –Tom la abrazó.
-Está bien, comprendo –Él se levantó, pero Debany seguía hincada.
El de rastas solamente veía como su novia, callada, observaba la tumba de Alberto. La lluvia seguía y Tom se estaba empezando a preocupar ya que Debany estaba completamente empapada.
-Deb... Es mejor irnos la lluvia no va a parar hasta un buen rato.
-Okey –Besó la lapida y se levantó no sin antes dejar una foto donde salía ella Alberto y Marcela cuando estaban en España.
Salieron del panteón y ahí los esperaba el Cadilac de Tom. Subieron al carro y los dos se quedaron callados por un momento hasta que Tom decidió romper el silencio.
-Me puedes decir que... –Tom no pudo continuar ya que Debany se había apoderado de sus labios, necesitaba besarlo. Una mano de Debany estaba en el cuello de él y la otra en su gorra, mientras que Tom la tenía abrazada. Sus lenguas se rozaban con delicadeza, no fue un beso apasionado, fue un beso de amor.
-Necesito estar lejos de ustedes –Le confesó encogiéndose de hombros.
-¿Qué?

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